Página 191 - Consejos sobre Mayordom

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Capítulo 40—Ofrendas voluntarias
Todo lo que hacemos debemos hacerlo voluntariamente. De-
bemos llevar nuestras ofrendas con gozo y gratitud, diciendo al
entregarlas: De lo recibido de tu mano te damos voluntariamente.
El servicio más costoso que podamos prestar resulta insignificante
cuando lo comparamos con el don que Dios hizo a nuestro mundo.
Cristo es un don cada día. Dios lo dio al mundo y benignamente
toma los dones que ha confiado a sus instrumentos humanos para el
adelantamiento de su obra en el mundo. En esta forma mostramos
que reconocemos y aceptamos que cada cosa pertenece a Dios, en
forma absoluta y total.—
Manuscrito 124, 1898
.
Dios se deleita en honrar la ofrenda del corazón que ama, dándole
la mayor eficacia en su servicio. Si hemos dado nuestro corazón
a Jesús, le traeremos también nuestros donativos. Nuestro oro y
plata, nuestras posesiones terrenales más preciosas, nuestros dones
mentales y espirituales más elevados, serán dedicados libremente a
Aquel que nos amó y se dio a sí mismo por nosotros.—
El Deseado
de Todas las Gentes, 46
.
Ofrendas de gratitud y expiación
Venid al Señor con corazones rebosantes de agradecimiento por
sus misericordias pasadas y presentes, y manifestad vuestro aprecio
por los beneficios de Dios llevándole vuestras ofrendas de gratitud,
vuestras ofrendas voluntarias y vuestras ofrendas de expiación.—
The Review and Herald, 4 de enero de 1881
.
Las ofrendas hechas de mala gana son una burla a Dios
Dios ha hecho a los hombres mayordomos suyos, socios con él
en la gran obra de promover su reino en el mundo; pero éstos pue-
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den seguir la conducta manifestada por el siervo infiel, y al hacerlo
perderán los privilegios más preciosos que se hayan concedido al
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