Página 197 - Consejos sobre Mayordom

Basic HTML Version

Métodos populares de incentivo
193
el apetito y por amor a las diversiones mundanales que complacen
el corazón carnal.—
The Review and Herald, 13 de octubre de 1874
.
Repitiendo el pecado de Nadab y Abiú
Los cristianos presuntos rechazan el plan de Dios para reunir
recursos para su obra; ¿y de qué echan mano para suplir la falta?
Dios ve la impiedad del método que adoptan. Los lugares de culto
son contaminados con toda clase de disipación idólatra, a fin de
ganar un poquito de dinero de los amadores egoístas de los placeres
para pagar las deudas de la iglesia o sustentar la obra que ésta
realiza. Muchas de esas personas no darían por voluntad propia ni un
chelín con propósitos religiosos. ¿Dónde en las instrucciones dadas
por Dios para el sostén de su obra, encontramos mención alguna
acerca de tómbolas de beneficencia, conciertos, venta de caridad y
[216]
otros entretenimientos similares? ¿Debe la causa de Dios depender
precisamente de las cosas que él ha prohibido en su Palabra—de
esas cosas que apartan la mente de Dios, de la sobriedad, la piedad
y la santidad?
¿Y qué impresión se realiza con esto sobre la mente de los in-
crédulos? Las elevadas normas de la Palabra de Dios son arrastradas
en el polvo. Y así se atrae oprobio sobre Dios y el nombre cristiano.
Los principios más corrompidos son fortalecidos por este método
no bíblico de reunir recursos financieros. Y eso es lo que Satanás
desea que ocurra. Los hombres están repitiendo el pecado de Nadab
y Abiú. Están utilizando fuego profano en lugar de fuego sagrado en
el servicio de Dios. El Señor no acepta tales ofrendas.
Todos estos métodos para llevar dinero a su tesorería constituyen
una abominación para él. Es una falsa devoción la que promueve
tales procedimientos. ¡Cuánta ceguera e infatuación afectan a mu-
chos que pretenden ser cristianos! Los miembros de la iglesia están
haciendo lo mismo que los habitantes del mundo que vivían en los
días de Noé, cuando sus pensamientos se dirigían continuamente
hacia el mal. Todos los que temen a Dios aborrecerán tales prácticas
como una desfiguración de la religión de Cristo Jesús.—
The Review
and Herald, 8 de diciembre de 1896
.