Página 203 - Consejos sobre Mayordom

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El peligro de la codicia
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éxito al asediarlos. “Todo este dinero, esta ganancia, estas tierras, este
poder, estos honores y riquezas, te daré”—¿a cambio de qué? Pocas
veces se establece la condición con tanta claridad como ocurrió con
el caso de Cristo: “Si postrado me adorares”. Se conforma con que se
abandone la integridad y se adormezca la conciencia. Por medio de
la dedicación a los intereses mundanales él recibe toda la honra que
pide. La puerta es dejada abierta para que él entre cuando le plazca,
con su estela de impaciencia, amor al yo, orgullo, avaricia y falta de
honradez. El hombre es encantado y atraído traicioneramente hacia
la ruina.
El ejemplo de Cristo está ante nosotros. El venció a Satanás y nos
mostró cómo nosotros también podemos vencerlo. Cristo resistió
a Satanás mediante las Escrituras. Pudo haber echado mano de su
propio poder divino, y haber empleado sus propias palabras; pero
dijo: “Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda
palabra que sale de la boca de Dios”.
Mateo 4:4
. Si los cristianos
estudiaran y obedecieran las Sagradas Escrituras, recibirían poder
para hacer frente a la tentación del astuto enemigo; pero la Palabra
de Dios es descuidada y como consecuencia de esto se producen
desastres y derrotas.
El joven rico
Un joven acudió a Cristo y le dijo: “Maestro bueno, ¿qué haré
para heredar la vida eterna?” Jesús le indicó que debía guardar los
mandamientos. Este replicó: “Todo esto lo he guardado desde mi
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juventud”. Jesús lo miró con amor y le señaló sus deficiencias en
la observancia de la ley divina. No amaba a su prójimo como a sí
mismo. Su amor egoísta a las riquezas era un defecto que, si no lo
remediaba, le impediría entrar al cielo. “Aún te falta una cosa: vende
todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoros en el cielo;
y ven, sígueme”.
Lucas 18:18-22
.
Cristo deseaba que ese joven comprendiera que lo único que
requería de él era que siguiera el ejemplo que él mismo, el Señor
del cielo, había establecido. El abandonó sus riquezas y su gloria,
y se empobreció para que el hombre fuese hecho rico mediante su
pobreza; y requiere que el hombre abandone las posesiones terrena-
les, el honor y los placeres, a fin de conseguir esas riquezas. Él sabe