Página 249 - Consejos sobre Mayordom

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Liquidando las deudas de construcción de las iglesias
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La abnegación permitirá a aquellos que no han hecho nada en
el pasado que ahora lleven a cabo algo tangible, y que demuestren
que creen las enseñanzas de la Palabra y que creen en la verdad
para este tiempo. Todos, ancianos y jóvenes, padres e hijos, deben
manifestar su fe por medio de sus obras. La fe se perfecciona en
las obras. Estamos viviendo en las escenas finales de la historia del
mundo, y sin embargo hay tan sólo pocas personas que comprenden
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esto, porque el mundo se ha interpuesto entre Dios y el alma.—
Carta
81, 1897
.
Edificación de la iglesia y el colegio en Avondale
Hay veces cuando se puede ganar mucho por medio de un es-
fuerzo unido, rápido y persistente. Ya se había establecido una fecha
para iniciar las clases en nuestro colegio, pero nuestros hermanos en
todas las colonias procuraban conseguir una postergación. Habían
esperado durante mucho tiempo la apertura del colegio y estaban des-
animados. Había mucho trabajo que debía realizarse en los edificios,
y nuestros fondos estaban agotados. En vista de esto los constructo-
res anunciaron que el trabajo no podría terminarse en el momento
anunciado. Pero nosotros dijimos que no debía haber demora. El
colegio debía abrir sus puertas en el tiempo fijado. De modo que so-
metimos este asunto a consideración delante de la iglesia, y pedimos
voluntarios. Treinta hombres y mujeres se ofrecieron para trabajar; y
aunque fue difícil para ellos conseguir tiempo disponible, un grupo
de obreros enérgicos continuó trabajando día tras día hasta que los
edificios quedaron terminados, fueron limpiados y amoblados, y
estuvieron listos para ser usados el día establecido para la iniciación
de las clases.
Cuando llegó el momento de edificar esta casa de culto, hubo
otra prueba de la fe y la lealtad. Celebramos una reunión para consi-
derar lo que debía hacerse. El camino parecía lleno de dificultades.
Algunos dijeron: “Pensemos en un edificio pequeño, y cuando tenga-
mos dinero ampliémoslo, porque no nos será posible levantar en esta
ocasión una iglesia como la que deseamos”. Otros dijeron: “Espe-
remos hasta tener dinero suficiente para edificar una casa cómoda”.
Pensamos hacer esto; pero durante la noche recibí esta amonestación
del Señor: “Levantaos y edificad sin tardanza”.
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