Página 251 - Consejos sobre Mayordom

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Capítulo 52—Hay que evitar las deudas en las
instituciones
Dios no desea que su obra se vea continuamente estorbada por
las deudas. Cuando parezca deseable ampliar los edificios u otras
dependencias de una institución, cuidad de no excederos en los
gastos más allá de los recursos con que contáis. Es mejor postergar
las mejoras hasta que la Providencia abra el camino para que se
lleven a cabo sin contraer deudas pesadas y sin tener que pagar
intereses.
Las casas editoras han sido convertidas en lugares de depósito
por nuestro pueblo, y en esta forma han podido proporcionar recursos
para sostener la obra en diferentes campos, y han ayudado a llevar a
cabo otras empresas. Esto está bien. No se ha hecho demasiado en
este sentido. El Señor lo ve todo. Pero por la luz que él me ha dado
debería realizarse todo esfuerzo posible para estar libres de deudas.
En la casa editora
La obra de publicaciones se fundó con abnegación y debería
dirigirse mediante principios de estricta economía. El asunto de las
finanzas puede controlarse, si cuando hay exigencia de recursos, los
obreros consienten en que se haga una reducción de los sueldos. Este
fue el principio que el Señor me reveló que debía introducirse en
nuestras instituciones. Cuando el dinero escasea, deberíamos estar
dispuestos a restringir nuestras necesidades.
Hágase un cálculo correcto en relación con las publicaciones,
y luego que todos en nuestras casas editoras procuren economizar
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en toda forma posible, aun cuando esto implique inconvenientes
considerables. Vigílense los gastos pequeños. Deténgase toda fuga.
Son las pequeñas pérdidas las que significan mucho al final de
cuentas. Reunid los fragmentos; que nada se pierda. No desperdiciéis
los minutos en conversaciones; los minutos perdidos echan a perder
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