Página 26 - Consejos sobre Mayordom

Basic HTML Version

Capítulo 2—Nuestro generoso benefactor
El poder de Dios se manifiesta en los latidos del corazón, en
los movimientos de los pulmones y en las corrientes vivificadoras
que circulan por los millares de conductos del cuerpo. Estamos
endeudados con él por cada momento de nuestra existencia y por
todas las comodidades de la vida. Las facultades y las aptitudes que
elevan al hombre por encima de la creación inferior constituyen el
don del Creador.
Él nos da sus beneficios en gran cantidad. Estamos en deuda con
él por el alimento que comemos, el agua que bebemos, la ropa con la
que nos vestimos y el aire que respiramos. Sin su providencia espe-
cial, el aire estaría lleno de pestilencia y veneno. Él es un generoso
benefactor y preservador.
El sol que brilla sobre la tierra y da esplendor a toda la naturaleza,
el fantasmagórico y solemne resplandor de la luna, la magnificen-
cia del firmamento tachonado de brillantes estrellas, las lluvias que
refrescan la tierra y que hacen florecer la vegetación, las cosas precio-
sas de la naturaleza en toda su variada riqueza, los elevados árboles,
los arbustos y las plantas, las espigas ondeantes, el cielo azul, los
verdes prados, los cambios del día y la noche, la renovación de las
estaciones, todo esto habla al hombre acerca del amor de su Creador.
Él nos ha unido a sí mismo mediante estas muestras que ha
puesto en el cielo y en la tierra. Nos cuida con mayor ternura de
lo que lo hace una madre con un hijo afligido. “Como el padre se
compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen”.
Salmos 103:13
.—
The Review and Herald, 18 de septiembre de 1888
.
[20]
Los que reciben continuamente deben dar constantemente
Así como recibimos continuamente las bendiciones de Dios,
así también debemos dar constantemente. Cuando el Benefactor
celestial deje de darnos, sólo entonces se nos podrá disculpar, porque
no tendremos nada para compartir. Dios nunca nos ha dejado sin
22