Página 278 - Consejos sobre Mayordom

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Consejos sobre Mayordomía Cristiana
llevarían las manos de los pequeños a la tesorería como ofrendas de
agradecimiento! Dios sería recordado en vez de ser olvidado.
No sólo en los cumpleaños deberían los padres y los hijos recor-
dar las misericordias del Señor en una forma especial, sino también
los días de Navidad y Año Nuevo deberían ser ocasiones cuando
cada hogar debiera recordar a su Creador y Redentor. En lugar de
ofrecer regalos y donativos abundantes a los seres humanos, la reve-
rencia, el honor y la gratitud deberían ofrecerse a Dios, y los regalos
y las ofrendas debieran fluir por el conducto divino. ¿No le agrada-
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ría al Señor que se lo recuerde en esta forma? ¡Oh, cómo ha sido
olvidado Dios en estas ocasiones!...
Cuando tengáis un día feriado, convertidlo en un día agradable y
feliz para vuestros hijos, y haced que también sea un día agradable
para los pobres y los afligidos. No permitáis que transcurra el día
sin llevar ofrendas de agradecimiento y gratitud a Jesús. Que los
padres y los hijos realicen ahora un esfuerzo ferviente para redimir
el tiempo y para remediar su pasado descuido. Que manifiesten una
conducta diferente de la que tiene el mundo.
Hay muchas cosas que pueden prepararse con buen gusto y que
cuestan mucho menos que los regalos innecesarios que con tanta
frecuencia se dan con abundancia a nuestros hijos y parientes, y en
esa forma también puede manifestarse cortesía y llevarse felicidad
al hogar. Podéis enseñar una lección a vuestros hijos mientras les
explicáis la razón por la que habéis realizado un cambio en el valor
de sus regalos, diciéndoles que estáis convencidos que hasta ahora
habíais considerado más su placer que la gloria de Dios. Decidles
que en lugar de considerar el adelantamiento de la causa de Dios,
habíais tomado en cuenta más vuestro propio placer y la gratificación
de ellos, y que habíais procurado manteneros en armonía con las
costumbres y tradiciones del mundo al ofrecer regalos a quienes no
lo necesitaban.
Tal como los sabios de la antigüedad, podéis ofrecer a Dios vues-
tros mejores donativos y manifestarle mediante vuestras ofrendas
que apreciáis su Don hecho a un mundo pecador. Haced que los
pensamientos de vuestros hijos corran por un nuevo canal, sin egoís-
mo, incitándolos a presentar ofrendas a Dios por el don de su Hijo
unigénito.—
The Review and Herald, 13 de noviembre de 1894
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