Página 277 - Consejos sobre Mayordom

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Palabras para la juventud
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gratificación egoísta, cuando en cambio la mente debería dirigirse
hacia las misericordias y la amante bondad de Dios. A Dios le
desagrada que su bondad, su cuidado constante y su amor incesante
no sean recordados en estas ocasiones.
Si todo el dinero que se usa en forma extravagante para comprar
cosas innecesarias, fuese colocado en la tesorería de Dios, veríamos
a hombres, mujeres y jóvenes entregándose a Jesús, y haciendo
su parte para colaborar con Cristo y los ángeles. Las bendiciones
más abundantes de Dios se recibirían en nuestras iglesias y muchas
almas se convertirían a la verdad.—
The Review and Herald, 23 de
diciembre de 1890
.
Los cumpleaños y los feriados
Los padres deben criar, educar y preparar a sus hijos en hábitos
de autocontrol y abnegación. Siempre deben mantener ante ellos
sus obligaciones de obedecer la Palabra de Dios y de vivir con
el propósito de servir a Jesús. Deben enseñar a sus hijos que es
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necesario vivir de acuerdo con hábitos sencillos en la vida diaria
y evitar vestidos costosos, un régimen de alimentación caro, casas
costosas y muebles caros. Los términos según los cuales la vida
eterna será nuestra, se establecen en estas palabras: “Amarás al Señor
tu Dios con todo tu corazón... y a tu prójimo como a ti mismo”.
Los padres no han enseñado a sus hijos los preceptos de la ley
tal como Dios les ha ordenado. Los han educado en hábitos egoístas.
Les han enseñado a considerar sus cumpleaños y días feriados como
ocasiones cuando deben esperar recibir regalos y seguir los hábitos y
las costumbres del mundo. Esas ocasiones que deberían servir para
aumentar el conocimiento de Dios y para despertar agradecimiento
en el corazón por su misericordia y amor manifestados en la preser-
vación de sus vidas durante otro año, se convierten en ocasiones para
agradarse a sí mismos, para la gratificación y la glorificación de sus
hijos. Han sido guardados por el poder de Dios en cada momento de
su vida, y sin embargo los padres no enseñan a sus hijos a pensar en
esto, y a expresar agradecimiento por su misericordia hacia ellos.
Si los niños y los jóvenes hubiesen sido debidamente instruidos
en esta época del mundo, ¡qué honor, alabanza y agradecimiento
fluiría de sus labios hacia Dios! ¡Qué cantidad de pequeños donativos