Página 289 - Consejos sobre Mayordom

Basic HTML Version

Las promesas a Dios comprometen
285
tamente. Si está en circunstancias tales que le resulta imposible
pagarlo, si es un miembro digno, de corazón voluntario, entonces
ayúdele compasivamente la iglesia. Así pueden sus miembros salvar
la dificultad y recibir ellos mismos una bendición.
Dios quiere que los miembros de su iglesia consideren que sus
obligaciones hacia él son tan válidas como sus deudas con el nego-
ciante o el mercado. Repase cada uno su vida y vea si hay promesas
que no han sido pagadas ni redimidas por descuido y luego haga
esfuerzos extraordinarios para pagar hasta “el último maravedí” (
Lu-
cas 12:59
); porque todos habremos de hacer frente al arreglo final
de un tribunal cuya prueba podrán soportar sólo quienes hayan sido
íntegros y veraces.—
Joyas de los Testimonios 1:554
.
Una causa de adversidad
Algunos de vosotros habéis estado tropezando en vuestras pro-
mesas. El Espíritu del Señor descendió en la reunión de _____ en
respuesta a la oración, y mientras vuestros corazones fueron ablan-
dados por su influencia hicisteis promesas. Mientras las corrientes
de la salvación se derramaban en vuestros corazones sentisteis que
debíais seguir el ejemplo de Aquel que anduvo haciendo bienes y
que gozosamente dio su vida para rescatar a los hombres del pecado
y la degradación. Bajo la influencia celestial inspiradora, compren-
disteis que el egoísmo y la mundanalidad no eran compatibles con el
carácter cristiano, y que no podíais vivir para vosotros mismos y al
mismo tiempo ser semejantes a Cristo. Pero cuando la influencia de
[325]
su amor y misericordia abundantes no se sintió en forma tan marcada
en vuestros corazones, retirasteis vuestras ofrendas, y Dios retiró su
bendición de vosotros.
Algunos experimentaron adversidad. Sus cosechas fracasaron de
modo que no pudieron cumplir sus promesas; y otros hasta fueron
colocados en circunstancias apremiantes. Entonces, por supuesto,
no se podía esperar que pagasen. Pero si no hubieran murmurado ni
retirado su corazón de sus promesas, Dios habría obrado en favor
de ellos y habría proporcionado medios por los cuales cada uno
hubiera podido pagar lo que había prometido. No esperaron con fe,
confiando en que Dios abriría el camino para que ellos pudiesen
redimir sus promesas.