Página 29 - Consejos sobre Mayordom

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Capítulo 3—¿Por qué Dios emplea a los hombres
como los encargados de distribuir sus recursos?
Dios no depende de los hombres para promover su causa. Podría
convertir a los ángeles en embajadores de su verdad. Habría podido
revelar su voluntad por medio de su propia voz cuando proclamó la
ley desde el Sinaí. Pero ha elegido emplear a los hombres para que
hagan su obra a fin de cultivar en ellos el espíritu de liberalidad.
Cada acto de abnegación realizado en bien de otros fortalecerá
el espíritu de generosidad en el donante, y lo vinculará más estre-
chamente con el Redentor del mundo, quien “por amor a vosotros se
hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis en-
riquecidos”.
2 Corintios 8:9
. Y la vida puede ser una bendición para
nosotros únicamente en la medida en que cumplimos el propósito
divino para el cual fuimos creados. Todas las buenas dádivas que
Dios hace al hombre constituirán una maldición a menos que éste las
emplee para hacer felices a sus semejantes y para promover la causa
de Dios en el mundo.—
The Review and Herald, 7 de diciembre de
1886
.
Resultado de la búsqueda de ganancias
Este creciente apego por la obtención de dinero, el egoísmo
engendrado por el deseo de ganancias, es lo que amortece la espi-
ritualidad de la iglesia y aleja de ella el favor de Dios. Cuando la
cabeza y las manos están ocupadas constantemente en planear y tra-
bajar para acumular riquezas, los derechos de Dios y la humanidad
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quedan olvidados.
Si Dios nos ha bendecido con prosperidad, esto no quiere decir
que debemos apartar de él nuestro tiempo y atención para dirigirlos
a las cosas que él nos ha prestado. El Dador es más grande que
el don. Hemos sido comprados por un precio y por lo tanto no
nos pertenecemos a nosotros mismos. ¿Hemos olvidado cuál fue
el precio infinito pagado por nuestra redención? ¿Ha muerto la
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