Página 35 - Consejos sobre Mayordom

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Principios conflictivos de Cristo y Satanás
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vida, llegaremos a participar de su naturaleza. Al compartir esta vida
de sacrificio por amor a otros, disfrutaremos con él la vida futura,
“un cada vez más excelente y eterno peso de gloria”.
2 Corintios
4:17
.—
The Review and Herald, 28 de septiembre de 1911
.
Los frutos del egoísmo
Los que permiten que un espíritu codicioso se posesione de
ellos fomentan y desarrollan los rasgos de carácter que harán que
sus nombres sean registrados en los libros del cielo como idólatras.
A todos éstos se los clasifica con los ladrones, vilipendiadores y
extorsionistas, ninguno de los cuales, declara la Biblia, heredarán el
reino de Dios. “Porque el malo se jacta del deseo de su alma, bendice
al codicioso, y desprecia a Jehová”.
Salmos 10:3
. Las características
de los codiciosos siempre están en pugna con el ejercicio de la
caridad cristiana. Los frutos del egoísmo siempre se manifiestan en
el descuido del deber y en el fracaso en la tarea de emplear los dones
dados por Dios para el adelantamiento de su obra.—
The Review and
Herald, 1 de diciembre de 1896
.
La muerte de toda piedad
Cristo es nuestro ejemplo. El dio su vida como sacrificio por
nosotros, y nos pide que demos nuestras vidas como sacrificio por los
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demás. Así podremos desechar el egoísmo que Satanás se esfuerza
constantemente por implantar en nuestros corazones. Este egoísmo
significa la muerte de toda piedad, y puede vencerse únicamente
mediante la manifestación de amor a Dios y a nuestros semejantes.
Cristo no permitirá que ninguna persona egoísta entre en los recintos
del cielo. Ningún codicioso puede cruzar las puertas de perla, porque
toda codicia es idolatría.—
The Review and Herald, 11 de julio de
1899
.
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