Página 36 - Consejos sobre Mayordom

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Capítulo 5—Donde Cristo mora hay liberalidad
Cuando el perfecto amor de Dios inunde el corazón ocurrirán
cosas admirables. Cristo morará en el corazón del creyente como una
fuente de agua que fluye para vida eterna. Pero los que manifiestan
indiferencia hacia los que sufren serán culpados de indiferencia
hacia Jesucristo en la persona de sus santos necesitados. Nada extrae
del alma la espiritualidad con más rapidez que cuando se la rodea
con el egoísmo y el cuidado de sí mismo.
Los que complacen su yo y descuidan la atención de las almas
y los cuerpos de las personas por quienes Cristo dio su vida, no
están comiendo del pan de vida ni bebiendo del agua de la fuente de
salvación. Están secos y sin savia, como un árbol que no lleva fruto.
Son enanos espirituales que consumen sus recursos en sí mismos;
pero no olvidemos que “todo lo que el hombre sembrare, eso también
segará”.
Gálatas 6:7
.
Los principios cristianos siempre resultarán visibles. En mil
formas se pondrán de manifiesto los principios interiores. Cristo
morando en el alma es como una fuente que nunca se seca.—
The
Review and Herald, 15 de enero de 1895
.
Cuando se entroniza a Cristo en el corazón
Cuando Dios confía riquezas al hombre, lo hace con el fin de que
adorne la doctrina de Cristo nuestro Salvador utilizando sus tesoros
terrenales para promover el reino de Dios en nuestro mundo. Debe
representar a Cristo, y por lo tanto no ha de vivir para complacerse ni
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glorificarse a sí mismo, ni para recibir honor a causa de su riqueza.
Cuando el corazón es limpiado de pecado, Cristo es entronizado
en el lugar que una vez ocupaban la complacencia de sí mismo y
el amor a las riquezas terrenales. La imagen de Cristo se ve en la
expresión del rostro. La obra de santificación prosigue en el alma.
Desaparece la justicia propia. Surge el nuevo hombre, quien es
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