Página 60 - Consejos sobre Mayordom

Basic HTML Version

56
Consejos sobre Mayordomía Cristiana
Toda facultad de los siervos de Dios debe mantenerse en ejercicio
continuo a fin de llevar a muchos hijos e hijas a Dios. En su servicio
no ha de existir la indiferencia ni el egoísmo. Cualquier alejamiento
de la abnegación hacia la complacencia, cualquier disminución de
las súplicas fervientes por las obras del Espíritu Santo, significa
que el enemigo recibe así tanto poder. Cristo está pasando revista
a su iglesia. ¡Cuántos hay cuya vida religiosa constituye su propia
condenación!
Dios exige lo que no le damos: una consagración sin reserva.
Si cada cristiano hubiera sido fiel a la promesa hecha al aceptar a
Cristo, no se habría dejado en el mundo perecer a tantos en el pecado.
¿Quién responderá por las almas que han descendido a la tumba sin
estar preparadas para encontrarse con su Señor? Cristo se ofreció
como un sacrificio completo hecho en nuestro favor. ¡Con cuánto
fervor trabajó para salvar a los pecadores! ¡Pero qué poco hemos
hecho! ¡Cuán incansables fueron sus esfuerzos a fin de preparar a
sus discípulos para el servicio! Y la influencia de lo poco que hemos
hecho ha sido terriblemente debilitada por el efecto neutralizador
de lo que hemos dejado sin hacer, o que una vez comenzamos sin
nunca terminarlo, y por nuestros hábitos de descuidada indiferen-
cia. ¡Cuánto hemos perdido por dejar de esforzarnos para cumplir
[58]
nuestra obra dada por Dios! Como cristianos profesos deberíamos
estar aterrados ante la perspectiva.—
The Review and Herald, 30 de
diciembre de 1902
.
El espíritu de sacrificio
El plan de salvación se trazó en base a un sacrificio tan amplio,
profundo y elevado que resulta inconmensurable. Cristo no envió
a sus ángeles a este mundo caído mientras él permanecía en el
cielo, sino que él mismo vino sin escolta y soportó el vituperio. Se
convirtió en varón de dolores, experimentado en quebranto; él llevó
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores. Y Dios considera
la ausencia de abnegación en sus seguidores profesos como una
negación del nombre de cristianos. Los que profesan ser uno con
Cristo y sin embargo complacen sus deseos egoístas de poseer ropa
y muebles elegantes y costosos, y alimento exquisito, son cristianos
solamente de nombre. Ser un cristiano es ser como Cristo.