Página 74 - Consejos sobre Mayordom

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Capítulo 13—Fundado sobre principios eternos
El sistema del diezmo se remonta hasta más allá del tiempo de
Moisés. Ya en los días de Adán, se requería de los hombres que
ofreciesen a Dios donativos de índole religiosa, es decir, antes que
el sistema fuese dado a Moisés en forma definida. Al cumplir lo re-
querido por Dios, debían manifestar, mediante sus ofrendas, aprecio
por las misericordias y las bendiciones de Dios para con ellos. Esto
continuó durante las generaciones sucesivas y fue practicado por
Abrahán, quien dio diezmos a Melquisedec, sacerdote del Altísimo.
El mismo principio existía en los días de Job. Mientras Jacob
estaba en Betel, peregrino, desterrado y sin dinero, se acostó una
noche solitario y abandonado, teniendo una piedra por almohada, y
allí prometió al Señor: “De todo lo que me dieres, el diezmo lo he de
apartar para ti”.
Génesis 28:22
. Dios no obliga a los hombres a dar.
Todo lo que ellos dan debe ser voluntario. Él no quiere que afluyan
a su tesorería ofrendas que no se presenten con buena voluntad.—
Joyas de los Testimonios 1:372, 373
.
Pablo reconoció la validez del sistema
En su primera carta a la iglesia de Corinto, Pablo instruyó a
los creyentes respecto a los principios generales sobre los cuales se
funda el sostén de la obra de Dios en la tierra. Escribiendo en cuanto
a sus labores apostólicas en favor de ellos, preguntó:
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“¿Quién jamás peleó a sus expensas? ¿quién planta viña, y no
come de su fruto? ¿o quién apacienta el ganado, y no come de la
leche del ganado? ¿Digo esto según los hombres? ¿no dice esto
también la ley? Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás
bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes? ¿O
díselo enteramente por nosotros? Pues por nosotros está escrito;
porque con esperanza ha de arar el que ara; y el que trilla, con
esperanza de recibir el fruto.
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