Página 96 - Consejos sobre Mayordom

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Consejos sobre Mayordomía Cristiana
bendición de Dios que se promete a los que le obedecen.—
Special
Testimony to Battle Creek Church, 9, 10
[agosto, 1896].
La verdadera razón de la retención
Vi que algunos se han disculpado por no ayudar a la causa de
Dios debido a sus deudas. Si hubieran examinado detenidamente sus
propios corazones, habrían descubierto que el egoísmo era la razón
por la que no llevaban ofrendas voluntarias a Dios. Algunos siempre
estarán endeudados. Debido a su codicia, la mano próspera de Dios
no los acompañará para bendecir sus empresas. Aman a este mundo
más que a la verdad. No se están disponiendo ni preparando para el
reino de Dios.—
Testimonies for the Church 1:225
.
Diezmos retenidos por falta de confianza
El diezmo es sagrado, y ha sido reservado por Dios mismo. Debe
ser llevado a su tesorería para que se lo emplee en la sustentación
de los obreros evangélicos. Durante largo tiempo el Señor ha sido
robado porque hay quienes no comprenden que el diezmo es la
porción que Dios se ha reservado. Algunos no han estado satisfechos
y han dicho: “No pagaré más mi diezmo, porque no tengo confianza
en la forma como se manejan las cosas en el corazón de la obra”.
¿Pero robaréis a Dios porque pensáis que el manejo de la obra no
es correcto? Presentad vuestras quejas en forma clara y abierta, con
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el espíritu debido, a las personas debidas. Pedid que las cosas sean
ajustadas y puestas en orden; pero no retengáis lo que corresponde a
la obra de Dios, demostrando así que sois infieles, porque otros no
están obrando correctamente.—
Testimonies for the Church 9:249
.
El primer deber hacia Dios
Algunos piensan que tienen obligaciones inviolables hacia sus
hijos. Deben dar a cada uno su parte, pero se sienten incapaces de
reunir recursos para ayudar la causa de Dios. Presentan como excusa
que tienen un deber hacia sus hijos. Esto puede ser así, pero su
primer deber se refiere a Dios... No permitáis que nadie presente sus
pretensiones y os induzca a robar a Dios. No permitáis que vuestros