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Alegría y agradecimiento
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samente en el servicio del Señor, con nuestro corazón lleno de su
felicidad.—
Australasian Union Record, 15 de noviembre, 1903
.
Enseñad a los niños a ser agredecidos
—“Y te alegrarás en
todo el bien que Jehová tu Dios te haya dado a ti y a tu casa”.
Deberían manifestarse agradecimiento y alabanza a Dios por las
bendiciones temporales y por todo el bienestar que derrama sobre
nosotros. Dios quiere que cada familia que se está preparando para
habitar en las mansiones eternas le tribute gloria por los ricos tesoros
de su gracia. Si se educara a los niños, en la vida de hogar, para
que sean agradecidos al Dador de todas las cosas buenas, veríamos
manifestarse en nuestra familia un elemento de gracia celestial; se
vería gozo en la vida doméstica, y los jóvenes que procedieran de
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esos hogares llevarían consigo un espíritu de respeto y reverencia a
la escuela y a la iglesia. Habría concurrencia en el santuario donde
Dios se reúne con su pueblo, reverencia en todas las ceremonias de
su culto, y gozosa alabanza y agradecimiento por todos los dones de
su providencia.
Si actualmente se cumpliera la Palabra de Dios tan estrictamente
como en el tiempo del antiguo Israel, los padres y las madres darían
a sus hijos un ejemplo que sería del valor más elevado. . . . Cada ben-
dición temporal se recibiria con gratitud, y cada bendición espiritual
sería doblemente preciosa porque la percepción de cada miembro
de la familia habría sido santificada por la palabra de verdad. El
Señor Jesús está muy cerca de los que aprecian sus generosos dones
y saben que todas las buenas cosas que tienen proceden del Dios
amante que se preocupa por ellos, y lo reconocen como la gran
fuente de todo bienestar y consuelo, la fuente inextinguible de la
gracia.—
Manuscrito 67, 1907
.
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