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Formas en las que se arruina el carácter
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La mayoría de esos indisciplinados va por la vida a contrapelo
con el mundo, fracasando donde deberían haber tenido éxito. Crecen
sintiendo que el mundo les tiene envidia porque no los alaba ni los
acaricia, y ellos se vengan teniendo inquina al mundo y desprecián-
dolo. Las circunstancias a veces los obligan a simular una humildad
que no sienten, pero esto no les da una gracia natural y su verdadero
carácter se manifestará más tarde o más temprano. . . .
¿Por qué educarán los padres a sus hijos de tal manera que estén
en guerra con aquellos con quienes se relacionan?—
Testimonies for
the Church 4:201, 202
.
Por educarlos como demasiado adictos a las normas socia-
les
—Los hijos no han de ser educados para pertenecer exclusiva-
mente a la sociedad. No han de ser sacrificados a Moloc, sino que
deben llegar a ser miembros de la familia del Señor. Los padres
deben estar henchidos de la compasión de Cristo para que puedan
trabajar por la salvación de las almas que están bajo su influencia.
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No deben permitir que su mente esté enfrascada en las modas y
prácticas del mundo. No han de educar a sus hijos para que asistan a
fiestas, conciertos y bailes, que propicien y asistan a festejos, porque
éstos son los usos de las gentes.—
The Review and Herald, 13 de
marzo de 1894
.
Por permitir la búsqueda egoísta de la felicidad
—Hay mu-
chos jóvenes que podrían haber sido una bendición para la sociedad
y un honor para la causa de Dios, si hubiesen comenzado en la
vida con ideas correctas en cuanto a lo que constituye el éxito. Pe-
ro en vez de estar dominados por la razón y los principios, fueron
educados para entregarse a inclinaciones descarriadas y procuraron
únicamente complacerse a sí mismos mediante placeres egoístas,
pensando obtener así la felicidad. Pero no lograron su propósito,
pues buscar la felicidad en el sendero del egoísmo no traerá sino
desgracia. Son inútiles en la sociedad, inútiles en la causa de Dios.
Sus perspectivas tanto para este mundo como para el venidero son
sumamente desanimadoras, pues por el amor egoísta del placer pier-
den tanto este mundo como el venidero.—
The Youth’s Instructor,
20 de julio de 1893
.
Por falta de piedad en el hogar
—En los hogares profesamen-
te cristianos, donde los padres y madres debieran ser estudiantes
diligentes de las Escrituras, a fin de que pudieran conocer cada es-