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Conducción del Niño
número que Satanás usa para atraer almas a la destrucción.—
Testi-
monies for the Church 5:324
.
Por no requerir obediencia
—Si hay hijos ingratos que son ali-
mentados y vestidos y se les permite continuar sin ser corregidos, se
hacen más osados para proseguir en el camino del mal. Y puesto que
sus padres o tutores los miman así y no demandan obediencia, son
participantes con ellos en sus hechos impíos. Tales hijos bien po-
drían estar con los perversos, cuyo inicuo proceder eligen seguir, en
vez de quedar en hogares cristianos para envenenar a otros. En este
siglo de impiedad, cada cristiano debiera mantenerse firme en la con-
denación de las malas y satánicas acciones de los hijos extraviados.
Los jóvenes malos no deben ser tratados como si fuesen bondadosos
y obedientes, sino como disturbadores de la paz y corruptores de sus
compañeros.—
Manuscrito 119, 1901
.
Por permitir que los hijos sigan su propia voluntad
—La in-
fluencia que prevalece en la sociedad favorece el dejarles seguir [a
los jóvenes] la inclinación natural de sus propias mentes.—
Mensajes
para los Jóvenes, 372
.
Piensan [los padres] que satisfaciendo los deseos de sus hijos y
dejándoles seguir sus inclinaciones, obtendrán su amor. ¡Qué error!
Los niños así consentidos se crían sin ver restringidos sus deseos,
sin saber dominar sus disposiciones y se vuelven egoístas, exigentes
e intolerantes; serán una maldición para sí mismos y para cuantos
los rodeen.—
Joyas de los Testimonios 1:142
.
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Por tolerar actitudes equivocadas
—Las lecciones de la niñez,
buenas o malas, no se aprenden en vano. El carácter se desarrolla en
la juventud para bien o para mal. En el hogar pueden existir lisonjas
y falsa alabanza; en el mundo cada uno se sostiene por sus propios
méritos. Los mimados, ante quienes se ha doblegado toda autoridad
en el hogar, están allí sometidos diariamente a mortificaciones al
verse obligados a someterse a otros. Aun muchos entonces aprenden
cuál es su verdadero lugar mediante esas lecciones prácticas de
la vida. Mediante reproches, chascos y el lenguaje claro de sus
superiores, con frecuencia encuentran su verdadero nivel y al ser
humillados comprenden y aceptan su lugar debido. Pero ésta es una
prueba severa e innecesaria y podría haber sido evitada con la debida
educación en su juventud.