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Conducción del Niño
y lo indujeron a exclamar: “¿Cómo, pues, haría yo este grande mal,
y pecaría contra Dios?”—
Good Health, enero de 1880
.
El fruto de una educación sabia
—Es un hecho triste que cual-
quier debilidad e indecisión de parte de la madre son prestamente
advertidas por los hijos, y el tentador entonces trabaja en sus mentes
induciéndolos a persistir en sus inclinaciones. Si los padres cul-
tivaran las cualidades que es necesario que empleen en la debida
preparación de sus hijos, si colocaran claramente delante de ellos
las reglas que deben seguir, y no permitieran que se quebrantaran
esas reglas, el Señor cooperaría con ellos y bendeciría tanto a padres
como a hijos.—
Manuscrito 133, 1898
.
Desde una edad muy tierna, los niños están al alcance de influen-
cias desmoralizadoras, pero los padres que profesan ser cristianos no
parecen discernir el mal de su propio proceder. ¡Ojalá comprendie-
[183]
ran que la influencia que se ejerce sobre un niño en sus más tiernos
años imprime una tendencia a su carácter y modela su destino para
la vida eterna o la muerte eterna! Los niños reciben las impresiones
morales y espirituales, y los que son sabiamente educados en la
niñez quizá yerren a veces, pero no irán lejos en su descarrio.—
The
Signs of the Times, 16 de abril de 1896
.
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