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Conducción del Niño
sea posible, sus propios sentimientos juveniles, sin llegar a ser áspe-
ros y faltos de simpatía en su naturaleza.
[198]
Agradaría a Dios que los padres mezclaran la graciosa sencillez
de un niño con la fortaleza, sabiduría y madurez de la virilidad y la
femineidad. Algunos nunca tuvieron una genuina niñez. Nunca dis-
frutaron de la libertad, sencillez y frescura de la vida de un capullo.
Fueron regañados y reprendidos, reprochados y golpeados, hasta que
la inocencia y la confiada franqueza de la niñez se trocaron en temor,
envidia, celos y falsía. Rara vez tendrán los tales las características
que harán feliz la niñez de sus propios seres amados.—
Good Health,
marzo de 1880
.
Un gran error
—Se comete un gran error cuando los resortes
de la dirección se colocan en las manos del niño, y se le permite
que haga su propia voluntad y rija el hogar. De ese modo se da una
dirección equivocada a ese elemento maravilloso que es el poder de
la voluntad. Pero esto se ha hecho y se continuará haciendo porque
hay padres y madres que son ciegos en su discernimiento y sus
cálculos.—
Manuscrito 126, 1897
.
Una madre que se rendía a los clamores de su niño
—Su niño
. . . necesita la mano de la sabiduría para que lo guíe correctamente.
Se le ha permitido llorar para conseguir lo que deseaba, hasta que
ha formado el hábito de hacerlo. Se le ha permitido llorar para que
estuviera su padre con él. Vez tras vez, al alcance de su oído se les ha
dicho a otros cómo llora por la presencia de su padre, hasta el punto
de que hace esto para conseguir su objeto. Si su hijo estuviera en
mis manos, lo transformaría en tres semanas. Le haría comprender
que mi palabra es ley, y bondadosa y firmemente llevaría a cabo
mis propósitos. No sometería mi voluntad a la voluntad del niño.
Ud. tiene una obra que hacer en esto, y ha perdido mucho al no
emprenderla antes.—
Carta 5, 1884
.
[199]
La vida desventurada de un niño echado a perder
—Cada
niño que no es disciplinado cuidadosamente y con oración, será
desdichado en este tiempo de prueba y formará tales rasgos des-
agradables de carácter, que el Señor no podrá unirlo con su familia
celestial. Hay una enorme carga que debe ser llevada a lo largo de
toda la vida de un niño malcriado. En las pruebas, en los desen-
gaños, en la tentación, seguirá su propia voluntad indisciplinada y
desencaminada.—
Manuscrito 126, 1897
.