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Conducción del Niño
Los frutos del dominio propio
—Padres, cada vez que perdéis
el dominio propio y habláis o actuáis impacientemente, pecáis contra
Dios. El ángel registrador anota cada palabra pronunciada delante
de ellos impaciente e impremeditadamente, descuidadamente o en
broma; cada palabra que no es casta y elevada es señalada por él
como un punto contra vuestro carácter cristiano. Hablad bondado-
samente a vuestros hijos. Recordad cuán sensibles sois, cuán poco
podéis soportar el ser reprochados, y no pongáis sobre ellos lo que
no podéis soportar, pues son más débiles que vosotros y no pueden
soportar tanto. Los frutos del dominio propio, la consideración y el
esfuerzo abnegado de vuestra parte se multiplicarán cien veces.
[203]
Vuestras agradables y animadoras palabras siempre serán como
rayos de sol en vuestra familia.—
The Signs of the Times, 10 de abril
de 1884
.
Si los padres desean que sus hijos sean correctos y hagan lo
correcto, deben ser ellos mismos correctos en teoría y en práctica.—
Good Health, enero de 1880
.
Los hijos son influidos por el comportamiento de los profe-
sos cristianos
—Hay hijos de observadores del sábado a quienes se
les ha enseñado a guardar el sábado desde su juventud. Algunos de
ellos son muy buenos, fieles al deber en lo que atañe a los asuntos
temporales, pero no sienten ninguna convicción profunda de pecado
ni la necesidad de arrepentirse del pecado. Esta es una condición pe-
ligrosa. Observan el comportamiento y los esfuerzos de los profesos
cristianos. Ven a algunos que hacen una elevada profesión, pero no
son cristianos concienzudos, y comparan sus propios puntos de vista
y acciones con esas piedras de tropiezo; y como no hay pecados
manifiestos en su propia vida, se jactan a sí mismos de que son más
o menos correctos.—
Testimonies for the Church 4:40
.
La enseñanza de la Escritura no tiene mayor efecto sobre los
jóvenes porque tantos padres y maestros que profesan creer en la
Palabra de Dios niegan su poder en sus vidas. A veces los jóvenes
sienten el poder de la Palabra. Ven la belleza de su carácter, las posi-
bilidades de una vida dedicada a su servicio. Pero ven en contraste
la vida de los que profesan reverenciar los preceptos de Dios.—
La
Educación, 253
.
Los padres deben decir “no” a la tentación
—Madres, al no
seguir las prácticas del mundo, podéis colocar delante de vuestros