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Conducción del Niño
Cuándo debiera empezar la disciplina
—El momento en que
el niño comienza a elegir su propia voluntad y sus propios caminos,
es el momento cuando debe comenzar su educación en la disciplina.
Esta puede llamarse una educación inconsciente. Entonces es cuan-
do debe comenzar una obra consciente y poderosa. Necesariamente
descansa sobre la madre la mayor parte del peso de esta obra. Ella
tiene la primera responsabilidad sobre el niño y ha de establecer el
fundamento de una educación que lo ayude a desarrollar un carácter
fuerte y simétrico. . . .
Con frecuencia meros bebés demuestran una voluntad muy determi-
nada. Si esa voluntad no es dominada por una autoridad más sabia
que los deseos indóciles del niño, Satanás se posesiona de la mente
y dispone el carácter en armonía con su voluntad.—
Carta 9, 1904
.
El descuido de la obra de disciplinar y educar hasta que un
carácter perverso se ha fortalecido, está provocando en los niños un
mal gravísimo, pues crecen egoístas, exigentes y antipáticos. . . . La
obra de la madre debe comenzar en una edad muy precoz, sin dar
a Satanás la oportunidad de dominar la mente y el carácter de sus
pequeños.—
Manuscrito 43, 1900
.
Reprimid las primeras manifestaciones del mal
—Padres, de-
béis principiar vuestra primera lección de disciplina cuando vuestros
hijos son aún niños mamantes en vuestros brazos. Enseñadles a con-
formar su voluntad a la vuestra. Esto puede hacerse con serenidad
y firmeza. Los padres deben ejercer un dominio perfecto sobre su
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propio genio, y con mansedumbre, aunque con firmeza, doblegar
la voluntad del niño hasta que no espere otra cosa sino el deber de
ceder a sus deseos.
Los padres no empiezan a tiempo. No subyugan la primera
manifestación de mal genio del niño, y éste nutre una terquedad
que aumentará con el crecimiento y se fortalecerá a medida que él
mismo adquiera fuerza.—
Joyas de los Testimonios 1:78
.
“¿Son demasiado jóvenes para ser castigados?”
—Eli no ad-
ministró su casa de acuerdo con los reglamentos que Dios dio para el
gobierno de la familia. Siguió su propio juicio. El padre indulgente
pasó por alto las faltas y los pecados de sus hijos en su niñez, lison-
jeándose de que después de algún tiempo, al crecer, abandonarían
sus tendencias impías. Muchos están cometiendo ahora un error
semejante. Creen conocer una manera mejor de educar a sus hijos