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Capítulo 43—La disciplina en el hogar
Familias bien ordenadas y bien disciplinadas
—El deber de
los que pretenden ser cristianos es presentar ante el mundo familias
bien ordenadas y bien disciplinadas, familias que demuestren el
poder del verdadero cristianismo.—
The Review and Herald, 13 de
abril de 1897
.
No es fácil educar y preparar a los hijos sabiamente. Se levanta-
rán dificultades cuando los padres traten de mantener el juicio y el
temor de Dios delante de ellos. Los hijos revelarán la perversidad
albergada en su corazón. Muestran amor por la necedad, la indepen-
dencia y odio por la restricción y la disciplina. Practican el engaño
y expresan falsedades. Demasiados padres, en vez de castigar a sus
hijos por esas faltas, los ciegan a fin de que no vean debajo de la
superficie ni disciernan el verdadero significado de estas cosas. Por
lo tanto, los hijos continúan en sus prácticas engañosas formando
caracteres que Dios no puede aprobar.
La norma fijada por la Palabra de Dios es puesta a un lado por
los padres a los que no les gusta la camisa de fuerza, como algunos
la llaman, para emplearla en la educación de sus hijos. Muchos
padres tienen un disgusto arraigado en contra de los santos principios
de la Palabra de Dios, porque esos principios colocan demasiada
responsabilidad sobre ellos. Pero la cuenta inevitable, que todos los
padres están obligados a pagar, muestra que los caminos de Dios
son los mejores y que el único sendero de seguridad y felicidad se
halla en la obediencia a su voluntad.—
The Review and Herald, 30
de marzo de 1897
.
La restricción de los hijos no es una tarea fácil
—Dentro del
actual estado de cosas de la sociedad, no es una tarea fácil que
los padres restrinjan a sus hijos y los instruyan de acuerdo con los
principios bíblicos. Cuando educan a sus hijos en armonía con los
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preceptos de la Palabra de Dios y, como el Abrahán de la antigüe-
dad, guían a su casa tras sí, los hijos piensan que sus padres son
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