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Conducción del Niño
exagerados e innecesariamente exigentes.—
The Signs of the Times,
17 de abril de 1884
.
Falsas ideas en cuanto a la restricción
—Padres, si queréis la
bendición de Dios, proceded como procedió Abrahán. Reprimid el
mal y fomentad el bien. Será necesario dar algunas órdenes en lugar
de consultar las inclinaciones y gustos de los hijos.—
Carta 53, 1887
.
Dejar a un niño que siga sus impulsos naturales, es permitirle
que su carácter se deteriore y se haga eficiente en el mal. Los padres
sabios no dirán a sus hijos: “Sigue tu propia elección; ve adonde
quieras, y haz lo que quieras”; sino: “Escucha la instrucción del
Señor”. A fin de que no se eche a perder la belleza de la vida del
hogar, deben hacerse y aplicarse reglas sabias en él.—
Consejos para
los Maestros Padres y Alumnos, 86, 87
.
Por qué pereció la familia de Acán
—¿Habéis pensado por qué
fueron sometidos al castigo de Dios todos los que estaban relaciona-
dos con Acán? Fue porque no habían sido preparados y educados
de acuerdo con las direcciones dadas en la gran norma de la ley de
Dios. Los padres de Acán lo habían educado en tal forma, que se
sentía libre para desobedecer la Palabra del Señor. Los principios
inculcados en su vida lo indujeron a tratar a sus hijos en tal for-
ma que ellos también se corrompieron. La mente actúa sobre otra
mente y recibe su influencia, y el castigo que incluyó a los familia-
res de Acán revela el hecho de que todos estaban implicados en la
transgresión.—
Manuscrito 67, 1894
.
El ciego afecto paternal es el más grande obstáculo en la
enseñanza
—El pecado del descuido paternal es casi universal. Con
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demasiada frecuencia existe un ciego afecto hacia los que están
relacionados con nosotros por vínculos naturales. Ese afecto se lleva
al extremo; no está equilibrado por la sabiduría ni por el temor de
Dios. El ciego afecto paternal es el mayor obstáculo en el sendero de
la debida educación de los hijos. Impide la disciplina y la educación
que requiere el Señor. Debido a ese afecto, a veces los padres parecen
estar desprovistos de razón. Es como las tiernas misericordias de los
impíos, cruelmente disfrazadas con el atavío de un falso amor. Esta
peligrosa contracorriente es la que lleva a los hijos a la ruina.—
The
Review and Herald, 6 de abril de 1897
.
Los padres están en constante peligro de fomentar los afectos
naturales a expensas de la obediencia a la ley de Dios. Para agradar