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Conducción del Niño
rebeldes y corruptos los que constituyen el elemento más difícil de
dominar en las escuelas y colegios.—
The Review and Herald, 13 de
junio de 1882
.
No os canséis en el bien hacer
—La obra de los padres es conti-
nua. No debiera cumplirse vigorosamente un día para descuidarse al
siguiente. Muchos están listos para comenzar la obra, pero no están
dispuestos a perseverar en ella. Anhelan hacer grandes cosas, algún
gran sacrificio; pero se retraen del cuidado incesante y del esfuerzo
en las cosas pequeñas de la vida diaria, el continuo podar y educar
las tendencias torcidas, la obra de dar instrucción especial, reprochar
o animar, poco a poco, tal como fuera necesario. Quieren que sus
hijos corrijan sus errores y formen caracteres correctos de golpe,
alcanzando la cima de un salto y no mediante pasos sucesivos, y se
descorazonan porque sus esperanzas no se realizan inmediatamente.
Anímense tales personas al recordar las palabras del apóstol: “No
nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos,
si no desmayamos”.—
The Signs of the Times, 24 de noviembre de
1881
.
Puede suceder que los niños observadores del sábado se impa-
cienten por las restricciones y piensen que sus padres son demasiado
estrictos; y hasta puede suceder que se susciten en sus corazones
sentimientos duros y lleguen a alimentar pensamientos de descon-
tento y pesar contra aquellos que obran para su bien presente, futuro
y eterno. Pero si llegan a vivir algunos años más, bendecirán a sus
padres por el cuidado estricto y la vigilancia fiel que ejercieron sobre
ellos en sus años de inexperiencia.—
Joyas de los Testimonios 1:150
.
[227]
Leed admoniciones de la Palabra de Dios
—Cuando yerran
los niños, los padres debieran darse tiempo para leerles tiernamente
de la Palabra de Dios aquellas admoniciones que sean especialmente
aplicables a su caso. Cuando son probados, tentados o desanimados,
citadles las preciosas palabras de consuelo y guiadlos suavemente
a depositar su confianza en Jesús. Así se podrá dirigir la mente
juvenil a lo que es puro y ennoblecedor. Y a medida que los grandes
problemas de la vida, y el trato de Dios con la raza humana, se
despliegan ante el entendimiento, se ejercitan las facultades del
razonamiento y también el juicio, al paso que se imprimen en el
corazón las lecciones de la verdad divina. Así los padres pueden
modelar diariamente el carácter de sus hijos, a fin de que puedan ser