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La administración de la disciplina correctiva
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cuando estáis bajo la disciplina de Dios. Cristo vencerá en las vidas
de vuestros hijos si aprendéis de Aquel que es manso y humilde,
puro e inmaculado.—
Carta 272, 1903
.
Pero si tratáis de gobernar sin ejercer dominio propio, sin siste-
ma, pensamiento ni oración, seguramente cosecharéis las amargas
consecuencias.—
The Signs of the Times, 9 de febrero de 1882
.
Nunca corrijáis con ira
—Debéis corregir a vuestros niños con
amor. No permitáis que hagan lo que les plazca hasta que os enojéis,
y entonces los castiguéis. Una corrección tal sólo ayuda al mal en
vez de corregirlo.—
The Review and Herald, 19 de septiembre de
1854
.
Manifestar ira hacia un niño que se equivoca, es aumentar el
mal. Eso despierta las peores pasiones en el niño y lo induce a creer
que no os preocupáis por él. Razona consigo mismo que no podríais
tratarlo así si os interesara.
¿Y pensáis que Dios no sabe la forma en que son corregidos
esos niños? Sabe, y sabe también lo que podrían ser los benditos
resultados si la obra de corrección se hiciera en una forma que
conquistara en vez de repeler. . . .
Os suplico, no corrijáis a vuestros niños con ira. Ese es el tiempo
por excelencia cuando debéis actuar con humildad, paciencia y ora-
ción. Entonces es cuando debéis arrodillaros con los niños y pedir
el perdón del Señor. Procurad ganarlos para Cristo manifestándoles
bondad y amor, y veréis que un poder mayor que el de la tierra está
cooperando en vuestros esfuerzos.—
Manuscrito 53, 1912
.
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Cuando estéis obligados a corregir a un niño, no elevéis el tono
de la voz. . . .No perdáis vuestro dominio propio. El padre que da
rienda suelta a su ira cuando corrige a un niño, comete más falta que
éste.—
The Signs of the Times, 17 de febrero de 1904
.
Renegar y regañar nunca ayudan
—Las palabras ásperas y
enojadas no son de origen celestial. Renegar y regañar nunca ayudan.
Por el contrario despiertan los peores sentimientos en el corazón
humano. Cuando vuestros niños proceden mal y están llenos de
rebeldía y os sentís tentados a hablar y actuar ásperamente, esperad
antes de corregirlos. Dadles una oportunidad de pensar y serenad
vuestro ánimo.
Al tratar bondadosa y tiernamente a vuestros niños, recibiréis
la bendición del Señor. ¿Y pensáis que en el día del juicio de Dios