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La administración de la disciplina correctiva
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y las inclinaciones naturales, pero puede olvidarse el dolor en vista
de un gozo superior.
Enséñese al niño y al joven que todo error, toda falta, toda difi-
cultad vencida, llega a ser un peldaño hacia las cosas mejores y más
elevadas. Por medio de tales vicisitudes han logrado Éxito todos los
que han hecho de la vida algo digno de ser vivido.—
La Educación,
287
.
Seguid la divina guía del viajero
—Los padres que quieran
educar a sus hijos debidamente necesitan sabiduría celestial a fin
de proceder juiciosamente en todo lo que atañe a la disciplina del
hogar.—
Pacific Health Journal, enero de 1890
.
La Biblia es una guía en la orientación de los hijos. Si los padres
lo desean, aquí pueden encontrar un curso señalado para la educa-
ción y preparación de sus hijos a fin de que no cometan desatinos.
. . . Cuando se sigue esta guía del viajero, los padres, en vez de
conceder complacencia ilimitada a sus hijos, usarán con más fre-
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cuencia la vara de la corrección; en vez de estar ciegos a sus faltas,
su temperamento perverso, y atentos únicamente a sus virtudes, ten-
drán un discernimiento claro y contemplarán esas cosas a la luz
de la Biblia. Sabrán que deben encauzar a sus hijos por el camino
correcto.—
Manuscrito 57, 1897
.
Dios no puede llevar rebeldes a su reino; por lo tanto, la obe-
diencia a sus mandamientos es puesta como un requisito especial.
Los padres debieran enseñar diligentemente a sus hijos lo que dice
el Señor. Entonces Dios mostrará a los ángeles y a los hombres que
levantará una salvaguardia en torno de su pueblo.—
Manuscrito 64,
1899
.
Vuestra parte y la parte de Dios
—Padres, cuando hayáis cum-
plido fielmente vuestro deber hasta lo máximo de vuestra capacidad,
podréis pedir con fe al Señor que haga por vuestros hijos lo que no
podéis hacer vosotros.—
The Signs of the Times, 9 de febrero de
1882
.
Después de haber cumplido fielmente con vuestro deber para
vuestros hijos, llevadlos a Dios y pedidle que os ayude. Decidle que
habéis hecho vuestra parte y luego con fe pedid a Dios que haga su
parte, lo que no podéis hacer. Pedidle que morigere su carácter, que
los haga suaves y corteses mediante su Espíritu Santo. Oirá vuestra
oración. Con amor responderá a vuestras oraciones. Mediante su