Capítulo 2— Los primeros maestros
Los padres deben comprender su responsabilidad
—El padre
y la madre deberían ser los primeros maestros de sus hijos.—
Ma-
nuscrito 67, 1903
.
Los padres y las madres deben comprender su responsabilidad.
El mundo está lleno de trampas para los jóvenes. Muchísimos son
atraídos por una vida de placeres egoístas y sensuales. No pueden
discernir los peligros ocultos o el fin temible de la senda que a ellos
les parece camino de la felicidad. Cediendo a sus apetitos y pasiones,
malgastan sus energías, y millones quedan perdidos para este mundo
y para el venidero. Los padres deberían recordar siempre que sus
hijos tienen que arrostrar estas tentaciones. Deben preparar al niño
desde antes de su nacimiento para predisponerlo a pelear con éxito
las batallas contra el mal.—
El Ministerio de Curación, 287
.
Los padres necesitan a cada paso una sabiduría más que humana
a fin de comprender cómo educar mejor a sus hijos para una vida
útil y feliz aquí, y para un servicio más elevado y un mayor gozo en
el más allá.—
The Review and Herald, 13 de septiembre de 1881
.
La educación infantil una parte importante del plan de
Dios
—La educación de los niños constituye una parte importan-
te del plan de Dios para demostrar el poder del cristianismo. Una
solemne responsabilidad reposa sobre los padres en el sentido de
educar a sus hijos para que cuando salgan al mundo, hagan bien y
no mal a aquellos con quienes se asocien.—
The Signs of the Times,
25 de septiembre de 1901
.
Los padres no deberían considerar livianamente la obra de educar
a sus hijos, ni descuidarla por ningún motivo. Deberían emplear mu-
cho tiempo estudiando cuidadosamente las leyes que regulan nuestro
organismo. Deberían hacer su primer objetivo el conocer cabalmente
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la manera debida de tratar con sus hijos, a fin de proporcionarles
mentes y cuerpos sanos. . . .
Muchos que profesan ser seguidores de Cristo descuidan triste-
mente sus deberes domésticos; no perciben la sagrada importancia
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