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Conducción del Niño
de la responsabilidad que Dios ha encomendado en sus manos, de
moldear los caracteres de sus hijos de tal modo que posean una
fibra moral que les permita resistir a las numerosas tentaciones que
entrampan los pies de la juventud.—
Pacific Health Journal, abril de
1890
.
Es necesaria la colaboración con Dios
—Cristo no le pidió a su
Padre que retirara a los discípulos del mundo, sino que los guardara
del mal en el mundo para protegerlos de caer en las tentaciones
que encontrarían en todas partes. Los padres y las madres deberían
ofrecer esta misma oración en favor de sus hijos. ¿Pero han de rogar
a Dios y luego dejar que sus hijos hagan como les plazca? Dios no
puede proteger del mal a los hijos si los padres no colaboran con
él. Los progenitores deben realizar su obra valiente y gozosamente,
manifestando un esfuerzo incansable.—
The Review and Herald, 9
de julio de 1901
.
Si los padres comprendieran que nunca quedarán libres de la
responsabilidad de educar y formar a sus hijos para Dios, si hicieran
su obra con fe, colaborando con Dios mediante oración ferviente y
trabajo, tendrían éxito en llevar a sus hijos al Salvador.—
The Signs
of the Times, 9 de abril de 1896
.
Cómo cumplió su responsabilidad un matrimonio
—Un án-
gel celestial acudió a instruir a Zacarías y Elisabet acerca de la
manera como deberían educar a su hijo, a fin de trabajar en armonía
con Dios en la preparación de un mensajero que anunciara el ad-
venimiento de Cristo. Como padres debían colaborar fielmente con
Dios en formar en Juan un carácter que lo capacitara para realizar la
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parte que Dios le había asignado como obrero competente.
Juan les había nacido a una edad avanzada, era hijo de un mila-
gro, y los padres pudieron pensar que tenía una tarea especial que
realizar para el Señor y que el Señor lo cuidaría. Pero los padres no
razonaron en esa forma; se retiraron a un lugar alejado, donde su
hijo no estuviera expuesto a las tentaciones de la vida ciudadana,
o fuera inducido a alejarse del consejo y la instrucción que ellos
como padres le darían. Cumplieron su parte en desarrollar en el niño
un carácter que en todo sentido satisfaría el propósito para el cual
Dios lo había traído a la existencia. . . . Cumplieron sagradamente
su obligación.—
The Signs of the Times, 16 de abril de 1896
.