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Conducción del Niño
guiar a Ud. a seguir un curso de acción que pueda ser interpretado por
su hijo como que Ud. se siente demasiado mortificado y deshonrado
para siquiera devolverle su confianza y olvidar sus transgresiones.
No haya nada que le haga perder la esperanza, nada que corte de raíz
su amor y ternura por el descarriado. El lo necesita precisamente
porque está descarriado, y necesita un padre y una madre que lo
ayuden a escapar de la trampa de Satanás. Reténgalo firmemente
con fe y amor y aférrelo al Redentor compasivo, recordando que él
cuenta con Alguien que tiene un interés en él aun mayor que el suyo.
. .
No hable de desánimo y falta de esperanza. Hable de ánimo.
Dígale que puede redimirse, que Uds., su padre y madre, le ayudarán
a aferrarse de lo alto, a plantar sus pies en la sólida Roca, Cristo
Jesús, a encontrar un sostén seguro y fuerza infaltable en Jesús. Si
sus faltas llegan a ser muy graves, no curará a su hijo el decirle esto
constantemente. Se necesita una conducta correcta para salvar a un
alma de la muerte y para evitar que un alma cometa una multitud de
pecados.—
Carta 18, 1890
.
Buscad la ayuda divina para vencer la impaciencia
—Deseo
decir a cada padre y madre: si sois impacientes, buscad la ayuda
de Dios para vencer. Cuando sois provocados a la impaciencia, id
a vuestra cámara y arrodillaos y pedid a Dios que os ayude a fin
de que podáis tener una correcta influencia sobre vuestros hijos.—
Manuscrito 33, 1909
.
Madres, cuando os rendís a la impaciencia y tratáis a vuestros
hijos ásperamente, no estáis aprendiendo de Cristo, sino de otro
maestro. Jesús dice: “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended
de mí. que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso
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para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”.
Cuando os parezca que vuestro trabajo es rudo, cuando os quejéis
de dificultades y pruebas, cuando digáis que no tenéis fortaleza
para resistir a la tentación, que no podéis vencer la impaciencia y
que la vida cristiana es una tarea penosa, estad seguras de que no
estáis llevando el yugo de Cristo; estáis llevando el yugo de otro
maestro.—
The Signs of the Times, 22 de julio de 1889
.
El reflejo de la imagen divina
—La iglesia necesita hombres
de un espíritu manso y tranquilo, que sean tolerantes y pacientes.
Aprendan ellos esos atributos en su trato con sus familias. Piensen