Página 234 - Conducci

Basic HTML Version

230
Conducción del Niño
A la súplica amante
—El padre, como sacerdote del hogar, de-
biera tratar suave y pacientemente a sus hijos. Debiera ser cuidadoso
de no despertar en ellos un carácter combativo. No debiera permitir
que la transgresión siga sin ser corregida, y sin embargo hay una
[269]
forma de corregir sin despertar las peores pasiones del corazón hu-
mano. Hable con amor a sus hijos, diciéndoles cuánto agraviaron al
Salvador con su conducta; y después arrodíllese con ellos delante
del propiciatorio y preséntelos a Cristo, orando para que él tenga
compasión de ellos y los guíe al arrepentimiento y a la petición de
perdón. Una disciplina tal casi siempre quebrantará el corazón más
obstinado.
Dios desea que tratemos a nuestros hijos con sencillez. Estamos
expuestos a olvidar que los niños no han tenido la ventaja de los
largos años de educación que los adultos han tenido. Si los peque-
ños no proceden de acuerdo con nuestras ideas en todo, a veces
pensamos que merecen una reprimenda. Pero esto no arreglará las
cosas. Elevadlos al Salvador y contadle todo a él; creed luego que
su bendición descansará sobre ellos.—
Manuscrito 70, 1903
.
[270]