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Conducción del Niño
debieran desarrollarse bien. A cada una debiera prestarse atención,
pues cada una tiene influencia sobre las otras, y todas deben ejerci-
tarse a fin de que la mente esté bien equilibrada. Si se cultivan uno
o dos órganos y se los mantiene continuamente en uso porque la
elección de vuestros hijos es enfocar el vigor de la mente en cierta
dirección descuidando las otras facultades mentales, llegarán a la
madurez con una mente desequilibrada y un carácter que no es ar-
mónico. Serán aptos y fuertes en una dirección, pero grandemente
deficientes en otras que son también importantes. No serán hombres
y mujeres competentes. Sus deficiencias serán notables y malograrán
todo el carácter.—
Testimonies for the Church 3:26
.
Los males de un estudio constante que dure todo el año
Muchos padres mantienen a sus hijos en la escuela casi todo el año.
Estos niños se someten mecánicamente a la rutina del estudio, pero
no retienen lo que aprenden. Muchos de estos estudiantes constan-
tes parecen casi desprovistos de vida intelectual. La monotonía del
estudio continuo cansa la mente, y ellos se interesan poco en sus
lecciones; y para muchos llega a ser penosa la aplicación a los libros.
No tienen amor íntimo por la reflexión, ni ambición por adquirir
conocimiento No estimulan en sí mismos hábitos de reflexión e
investigación. . . . Son pocos los que razonan detenidamente y pien-
san con lógica, porque falsas influencias han detenido el desarrollo
del intelecto. La suposición que hacen padres y maestros de que el
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estudio continuo fortalece el intelecto, es errónea; porque en mu-
chos casos ha tenido el efecto opuesto.—
Consejos para los Maestros
Padres y Alumnos, 83
.
La censura con frecuencia sólo pertenece a los padres
—Pero
no debe exigirse que los maestros hagan la parte de los padres.
Muchos padres han manifestado una terrible negligencia en su deber.
Como Eli, no ejercen la debida restricción; y luego mandan sus
hijos indisciplinados al colegio, para recibir la preparación que ellos
debieran haberles dado en la casa.
Los maestros tienen una tarea que pocos aprecian. Si logran
reformar a estos jóvenes díscolos, reciben poco crédito. Si éstos
prefieren la sociedad de los dispuestos al mal y van de mal en peor,
entonces se censura a los maestros y se acusa a la escuela. En
muchos casos, la censura tocaría en justicia a los padres. Ellos
tuvieron la primera y más favorable oportunidad de controlar y