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La preparación en el colegio y en un curso superior
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¿No podemos entender que los padres, que han velado durante
años el desarrollo de sus hijos, debieran conocer mejor la clase
de preparación y dirección que deben tener a fin de desarrollar y
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cultivar los mejores rasgos de carácter en ellos? Debo aconsejar
que los hijos de hogares que están a dos o tres millas [entre tres y
cinco kilómetros] de un colegio debieran poder asistir a la institución
mientras viven en su hogar y tienen los beneficios de la influencia
paternal. Hasta donde sea posible, manténgase unida la familia.—
Carta 60, 1910
.
Todos los niños deben tener ventajas educativas
—La iglesia
está dormida y no comprende la magnitud de este asunto de educar
a los niños y a los jóvenes. Alguno dice: “¿Qué necesidad hay de
ser tan exigentes en la educación de nuestros jóvenes? Me parece a
mi que si nos ocupamos de unos pocos que han decidido seguir una
profesión liberal o alguna otra vocación que requiere cierta discipli-
na, y les prestamos la debida atención, eso es todo lo que se necesita.
No es preciso que el conjunto pleno de nuestros jóvenes esté tan
bien preparado. ¿No se cumplen así todos los requisitos esencia-
les?” Respondo: No, decididamente no. . . . Debiera procurarse que
todos nuestros jóvenes reciban las bendiciones y oportunidades de
una educación en nuestros colegios, para que reciban la inspiración
de llegar a ser colaboradores con Dios. Todos necesitan una edu-
cación que los capacite para ser útiles, y calificados para ocupar
lugares de responsabilidad tanto en la vida privada como en la vida
pública.—
The Review and Herald, 13 de febrero de 1913
.
Un programa escolar equilibrado
—Las facultades mentales
necesitan ser cultivadas a fin de que puedan ejercerse para la gloria de
Dios. Debiera prestarse cuidadosa atención al cultivo del intelecto a
fin de que los diversos órganos de la mente sean igualmente robustos
al ejercitarse cada uno en su papel individual. Si los padres permiten
que sus hijos sigan sus propias inclinaciones y gustos, descuidando
el deber, sus caracteres se formarán de acuerdo con ese modelo y no
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serán competentes para ningún puesto de responsabilidad en la vida.
Los deseos e inclinaciones de los jóvenes debieran ser restringidos,
debieran fortalecerse los puntos débiles de su carácter y reprimirse
sus tendencias exageradas.
Si alguna facultad sufre por quedar dormida, o se la desvía de su
curso debido, no se cumple el propósito de Dios. Todas las facultades