Página 292 - Conducci

Basic HTML Version

288
Conducción del Niño
preceptos del cristianismo en los negocios de la vida, que trabajar
como misionero profesional en el campo de labor, donde la posición
de uno es entendida y la mitad de sus dificultades son obviadas
por ese mismo hecho. Se necesitan nervios y músculos espirituales
[337]
vigorosos para llevar la religión al taller y a la oficina, santificando
los detalles de la vida diaria y sujetando cada transacción mundanal
a las normas de un cristiano bíblico.
Jesús, en sus treinta años de reclusión en Nazaret, trabajó ar-
duamente y descansó, comió y durmió, semana tras semana y año
tras año, al igual que sus humildes contemporáneos. No llamó la
atención a sí mismo como a un personaje notable; sin embargo, era
el Redentor del mundo, el Adorado de los ángeles, que cumplía todo
el tiempo la obra de su Padre, viviendo una lección que debiera
permanecer para que la copiara la humanidad hasta el fin del tiempo.
Esta lección esencial de laboriosidad feliz en los deberes necesa-
rios de la vida, aunque sean humildes, ha de ser aprendida todavía
por la mayor parte de los seguidores de Cristo. Si no hay un ojo
humano que critique nuestro trabajo, ni una voz que lo alabe o con-
dene, debiera ser hecho tan bien como si el Ser Infinito estuviera
personalmente para inspeccionarnos. Debiéramos ser tan fieles en
los detalles menores de nuestras ocupaciones como lo seríamos en
los negocios mayores de la vida.—
The Health Reformer, octubre de
1876
.
[338]