Capítulo 60—Conocimiento y obediencia de las
leyes de la vida
Maravillas del cuerpo humano
—Somos hechura de Dios y su
Palabra declara que somos “asombrosa y maravillosamente” for-
mados. Ha preparado esta habitación viviente para la mente; la ha
“entretejido maestramente” como un templo que el Señor mismo
ha preparado para la morada de su Espíritu Santo. La mente rige
a todo el hombre. Todos nuestros hechos, buenos o malos, tienen
su origen en la mente. Es ella la que adora a Dios y nos une con
los seres celestiales. Sin embargo, muchos pasan toda su vida sin
adquirir inteligencia en cuanto al estuche [el cuerpo humano] que
contiene este tesoro.
Todos los órganos físicos son los siervos de la mente y los nervios
los mensajeros que transmiten sus órdenes a cada parte del cuerpo
guiando los movimientos de la maquinaria viviente.—
Fundamentáls
of Christian Education, 425, 426
.
Al estudiarse el mecanismo del cuerpo, se debería dirigir la aten-
ción a su maravillosa adaptación de los medios al fin, a la armoniosa
acción y dependencia de los diferentes órganos. Una vez que se ha
despertado el interés del estudiante y se le ha hecho ver la importan-
cia de la cultura física, el maestro puede hacer mucho para obtener
el debido desarrollo y hábitos correctos.—
La Educación, 194
.
Ha de preservarse la salud
—Puesto que la mente y el alma
hallan expresión por medio del cuerpo, tanto el vigor mental como el
espiritual dependen en gran parte de la fuerza y la actividad físicas;
todo lo que promueva la salud física, promueve el desarrollo de una
mente fuerte y un carácter equilibrado. Sin salud, nadie puede com-
prender distintamente ni cumplir completamente sus obligaciones
para consigo mismo, con sus semejantes o con su Creador. De-biera
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cuidarse por lo tanto tan fielmente la salud como el carácter. El
conocimiento de la fisiología y de la higiene debería ser la base de
todo esfuerzo educativo.—
La Educación, 191
.
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