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Conocimiento y obediencia de las leyes de la vida
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médicos que Dios ha provisto: el aire puro, el agua para y la preciosa
y curativa luz solar.—
Medical Ministry, 230
.
Somos individualmente responsables ante Dios
—Nuestro
cuerpo es propiedad de Cristo, comprada por él mismo, y no es
lícito hacer de ese cuerpo lo que nos plazca. Cuantos entienden
las leyes de la salud. implantadas en ellos por Dios, deben sentirse
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obligados a obedecerlas. La obediencia a las leyes de la higiene
es una obligación personal. A nosotros mismos nos toca sufrir las
consecuencias de la violación de esas leyes. Cada cual tendrá que
responder ante Dios por sus hábitos y prácticas. Por tanto. la pre-
gunta que nos incumbe no es: “¿Cuál es la costumbre del mundo?”
sino “¿Cómo debo conservar la habitación que Dios me dio?”—
El
Ministerio de Curación, 239
.
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