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Comiendo para vivir
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creciendo. No hay que darle dulces ni comida de adultos, pues no la
puede digerir. El cuidado y la regularidad en la alimentación de las
criaturas no sólo fomentarán la salud, y así las harán sosegadas y de
genio apacible, sino que echarán los cimientos de hábitos que los
beneficiarán en los años subsiguientes.—
El Ministerio de Curación,
297
.
Edúquense el paladar y el apetito
—Cuando los niños salen de
la infancia todavía hay que educar con el mayor cuidado sus gustos y
apetitos. Muchas veces se les permite comer lo que quieren y cuando
quieren, sin tener en cuenta su salud. El trabajo y el dinero tantas
veces malgastados en golosinas perjudiciales para la salud inducen
al joven a pensar que el supremo objeto de la vida, y lo que reporta
mayor felicidad, es poder satisfacer los apetitos. El resultado de tal
educación es que el niño se vuelve glotón; después le sobrevienen
las enfermedades. . . . Los padres deben educar los apetitos de sus
hijos, y no permitir que hagan uso de alimentos nocivos para la
salud.—
El Ministerio de Curación, 297, 298
.
Las facultades espirituales, mentales y físicas influidas por
el régimen alimentario
—Las madres que satisfacen los deseos de
sus hijos a expensas de la salud y del buen genio, están sembrando
semillas de mal que surgirán y darán fruto. La complacencia propia
se desarrolla con el crecimiento de los pequeños y se sacrifican tanto
el vigor mental como el físico. Las madres que hacen esta obra
cosechan con amargura la semilla que han sembrado. Ven que sus
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hijos crecen incapacitados en su mente y carácter para desempeñar
un papel noble y útil en la sociedad o en el hogar. Bajo la influencia
del alimento malsano, sufren las facultades espirituales así como las
mentales y físicas. La conciencia se embota y se daña la capacidad
de captar las buenas impresiones.—
Counsels on Diet and Foods,
230
.
Elegid los mejores alimentos
—Para saber cuáles son los mejo-
res comestibles tenemos que estudiar el plan original de Dios para
la alimentación del hombre. El que creó al hombre y comprende sus
necesidades indicó a Adán cuál era su alimento. . . .Los cereales,
las frutas carnosas, las oleaginosas y las legumbres, constituyen el
alimento escogido para nosotros por el Creador.—
El Ministerio de
Curación, 227, 228
.