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Los métodos de enseñanza
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Haced las lecciones cortas e interesantes
—Cuando los padres
cumplan cabalmente su parte, presentando línea sobre línea y pre-
cepto sobre precepto, haciendo sus lecciones cortas e interesantes, y
enseñando no sólo por precepto sino también por ejemplo, el Señor
colaborará con sus esfuerzos y los convertirá en maestros eficien-
tes.—
The Signs of the Times, 13 de agosto de 1896
.
“Decidlo con sencillez; decidlo con frecuencia”
—Los que ins-
truyen a los niños deberian evitar observaciones tediosas. Las ob-
servaciones cortas y al punto tendrán una feliz influencia. Si debe
decirse mucho, dígaselo brevemente pero con frecuencia. Unas po-
cas palabras interesantes, una vez y otra, serán de más beneficio
que decirlas todas de una sola vez. Los discursos largos recargan la
mente de capacidad reducida de los niños. El exceso de conversación
los llevará a detestar aun la instrucción espiritual, del mismo modo
como el comer en exceso recarga el estómago y debilita el apetito,
conduciendo a rechazar el alimento. Las mentes de la gente pueden
llegar a saturarse con demasiadas peroratas.—
Testimonies for the
Church 2:420
.
Estimúlese el pensamiento independiente
—De ese modo, al
mismo tiempo que los niños y los jóvenes obtienen el conocimiento
de los hechos por medio de los maestros y libros de texto, pueden
aprender a sacar lecciones y descubrir verdades por sí mismos. Cuan-
do trabajan en el jardín, interrogadles acerca de lo que aprenden del
cuidado de sus plantas. Cuando contemplan un paisaje hermoso,
preguntadles por qué vistió Dios los campos y los bosques con tonos
tan encantadores y variados. ¿Por qué no es todo de un tinte pardo
sombrío? Cuando recogen flores, inducidlos a pensar por qué con-
servó para nosotros la belleza de esos restos del Edén. Enseñadles a
notar por todas partes, mediante las evidencias que ofrece la natura-
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leza, el cuidado de Dios por nosotros, la maravillosa adaptación de
todas las cosas a nuestras necesidades y felicidad.—
La Educación,
115
.
Diríjase la actividad infantil
—Los padres no necesitan pensar
que es necesario reprimir la actividad de sus hijos, sino que deben
comprender que es esencial guiarlos y prepararlos en las direcciones
debidas. Estos impulsos activos son como los zarcillos, que, si no
se los orienta, se prenderán de cualquier tronco y rama y se asirán
de soportes bajos. Si no se enseña a los vástagos a afirmarse en los