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Comiendo para vivir
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digan lo que deben comer, sino vosotros debéis determinar qué es
lo mejor para ellos. Es un pecado que permitáis que vuestros hijos
murmuren y se quejen de los buenos alimentos saludables, tan sólo
porque no coinciden con su apetito depravado.—
Carta 23, 1888
.
No permitáis que el niño reciba la impresión de que porque es
vuestro hijo debe ser consentido y debe permitírsele elegir e imponer
su voluntad. No debiera permitírsele elegir alimentos que no son
buenos para él, sencillamente porque los quiere. La experiencia de
los padres debiera regir en la vida de los hijos.—
The Signs of the
Times, 13 de agosto de 1896
.
Si son razonables, respétense las preferencias del niño
—A
nosotros nos toca decidir individualmente si nuestras vidas han de
ser regidas por la mente o por el cuerpo. Cada joven por sí mismo
debe hacer la elección que amoldará su vida y no se deberían ahorrar
esfuerzos para hacerle comprender las fuerzas con las cuales tiene
que habérselas y las influencias que modelan el carácter y determinan
el destino.—
La Educación, 198
.
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En la educación de los niños y de los jóvenes debiera enseñárse-
les que los hábitos en las comidas, bebidas y vestido que han sido
formados de acuerdo con las normas del mundo no están de acuerdo
con las leyes de la salud y de la vida y deben estar bajo el dominio
de la razón y del intelecto. No debiera permitirse que el poder del
apetito y la fuerza del hábito dominen a los dictados de la razón.
A fin de lograr este propósito, los jóvenes debieran tener blancos y
motivos más elevados que la mera satisfacción biológica de comer y
beber.—
Good Health, julio de 1880
.
Efectos abarcantes del apetito pervertido
—Algunos no están
impresionados con la necesidad de comer y beber para la gloria de
Dios. La satisfacción del apetito los afecta en todas las relaciones
de la vida. Esto se ve en la familia, en la iglesia, en la reunión de
oración y en la conducta de sus hijos. Es la maldición de su vida. Les
impide entender las verdades para estos últimos días.—
Christian
Temperance and Bible Hygiene, 151
.
Vivir saludablemente es una obligación personal
—Lo que
comemos y bebemos tiene una relación importante con nuestra vida
y carácter y los cristianos debieran colocar sus hábitos de comer
y beber en conformidad con las leyes de la naturaleza. Debamos
sentir nuestra obligación a Dios en estos asuntos. La obediencia