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Temperancia en todas las cosas
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Nuestro Padre celestial envía la luz de la reforma pro salud para
preservar contra los males que resultan de un apetito depravado, para
que los que aman la pureza y la santidad puedan saber cómo usar
con discreción las cosas buenas que él les ha provisto, y para que,
ejercitando la sobriedad en la vida diaria, puedan ser santificados
por la verdad.—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 52
.
La templanza precede a la santificación
—El pueblo de Dios
ha de aprender la templanza en todas las cosas. . . .Ha de eliminar de
sus vidas toda complacencia propia. Antes de que pueda entender
realmente el significado de la verdadera santificación y de la confor-
midad con la voluntad de Cristo, cooperando con Dios debe obtener
el dominio sobre erróneos hábitos y malas prácticas.—
Medical Mi-
nistry, 275
.
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En el estudio
—La intemperancia en el estudio es una especie
de intoxicación, y los que se entregan a ella, como el borracho, se
apartan de la senda segura, tropiezan y caen en las tinieblas. El Señor
quiere que todo alumno recuerde que el ojo debe mantenerse sincero
para la gloria de Dios. No ha de agotar o malgastar sus facultades
físicas y mentales procurando adquirir todo el conocimiento posible
de las ciencias, sino que debe conservar la frescura y el vigor de
todas ellas para dedicarse a la obra que el Señor le ha señalado:
ayudar a las almas a hallar la senda de la justicia.—
Consejos para
los Maestros Padres y Alumnos, 311
.
En el trabajo
—Debiéramos practicar la templanza en nuestro
trabajo. No es nuestro deber sobrecargarnos. A veces, quizá algunos
se vean en la necesidad de estarlo, pero ésta debiera ser la excepción
y no la regla. Hemos de practicar la templanza en todas las cosas.
Si honramos al Señor haciendo nuestra parte. él a su vez preservará
nuestra salud. Debiéramos ejercer un control razonable de todos
nuestros órganos. Practicando la sobriedad en el comer, el beber, el
vestir, en el trabajo y en todas las cosas. podemos hacer para nosotros
mismos lo que no puede hacer ningún médico.—
Temperance, 139
.
Por regla general, el trabajo del día no debiera prolongarse du-
rante la noche. . . . Se me ha mostrado que los que hacen esto, con
frecuencia pierden más de lo que ganan pues aniquilan sus ener-
gías y trabajan nerviosamente excitados. Quizá no se den cuenta de
ningún daño inmediato, pero están minando su organismo con toda
seguridad.—
Counsels on Health, 99
.