La moda es un poder fascinante
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No tienen suficiente valor para detener la marea
—Muchas
de las cargas de la madre son el resultado de su esfuerzo para mante-
nerse al día con las modas. Terrible es el efecto de esas modas sobre
la salud física, mental y moral. Al faltarles el valor para mantenerse
firmes de parte de lo correcto, las mujeres permiten que la corriente
del sentimiento popular las arrastre en su estela. . . . Con demasia-
da frecuencia, las madres que profesan ser cristianas sacrifican los
principios a su deseo de seguir a la multitud que coloca a la moda
como su dios. Protesta la conciencia, pero no tienen suficiente valor
para decidirse firmemente contra el error.—
The Review and Herald,
17 de noviembre de 1904
.
Padres, tened cuidado
—Con frecuencia, los padres visten a sus
hijos con vestidos extravagantes, con mucho despliegue de adornos.
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Luego abiertamente admiran el efecto de su atavío y los felicitan
por su apariencia. Estos necios padres se llenarían de consternación
si pudieran ver cómo Satanás secunda sus esfuerzos y los insta a
mayores necedades.—
Pacific Health Journal, enero de 1890
.
Un problema que afrontan muchas madres
—Si vuestras hijas
ven un vestido diferente del que tienen, están inclinadas a desear un
vestido similar a ése. O quizá quieren otro que ven que tienen otras,
que vosotras creéis que no debéis proporcio-narles de acuerdo con
vuestra fe. ¿Les permitiréis que lo consigan a fuerza de molestaros,
permitiendo que ellas os manejen en vez de encaminarlas de acuerdo
con los principios del Evangelio? Nuestros hijos son muy preciosos
a la vista de Dios. Enseñémosles la Palabra de Dios y preparémoslos
en los caminos de Dios. Tenemos el privilegio de enseñar a nuestros
hijos a vivir de tal forma que tengan la aprobación del Cielo. . . .
No animemos a nuestros hijos a seguir las modas del mundo, y
si somos leales en darles una preparación debida, no harán esto. . .
. Las modas del mundo con frecuencia revisten formas ridiculas, y
debéis tomar una posición firme contra ellas.—
Manuscrito 45, 1911
.
El fruto del amor a la ostentación
—El amor a la indumentaria
y los placeres está destruyendo la felicidad de millares. Y algunos de
los que profesan amar y guardar los mandamientos de Dios imitan a
esa clase de personas, tanto como les es posible hacerlo sin perder
el nombre de cristianos. Algunos de los jóvenes tienen tal afición a
la ostentación, que hasta están dispuestos a renunciar al nombre de