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Conducción del Niño
El deber de los padres después del bautismo
—Después de
trabajar fielmente, si estáis convencidos de que vuestros hijos com-
prenden el significado de la conversión y el bautismo, y de que son
verdaderamente convertidos, sean bautizados. Pero, repito, ante todo
preparaos a vosotros mismos a fin de actuar como fieles pastores
para guiar sus pies inexpertos por la senda estrecha de la obediencia.
[474]
Dios debe obrar en los padres para que ellos puedan dar a sus hijos
un buen ejemplo de amor, cortesía y humildad cristiana, y así de
una entrega completa del yo a Cristo. Si consentís en el bautismo de
vuestros hijos y luego los dejáis hacer como quieren, no sintiendo
el deber especial de mantener sus pies en la senda recta, vosotros
mismos sois responsables si pierden la fe, el valor y el interés en la
verdad.—
Joyas de los Testimonios 2:392
.
Dios os insta a enseñarles para que se preparen y sean miembros
de la familia real, hijos del Rey celestial. Cooperad con Dios traba-
jando diligentemente para su salvación. Si yerran, no los regañéis.
Nunca los vilipendiéis haciéndoles notar que son bautizados y sin
embargo cometen errores. Recordad que tienen mucho que aprender
acerca de los deberes de un hijo de Dios.—
Manuscrito 80, 1901
.
Preparación para convocaciones especiales
—Esta es una obra
en que deben ocuparse las familias antes de presentarse en nuestras
santas convocaciones. Considérese como un asunto secundario la
preparación de la comida y el vestido, pero comience en el hogar un
profundo escudriñamiento del corazón. Orad tres veces al día y sed
importunos como Jacob. El hogar es el lugar donde encontrar a Jesús,
luego llevadlo con vosotros a la reunión, y cuán preciosas serán las
horas que allí se pasen. ¿Pero cómo esperáis sentir la presencia del
Señor y ver la demostración de su poder, cuando se ha descuidado
la obra individual de preparación para esa oportunidad?
Por el bien de vuestra alma, por Cristo y por el bien de otros,
obrad en casa. Orad como no estáis acostumbrados a orar. Que-
brántese el corazón delante de Dios. Poned en orden vuestra casa.
Preparad a vuestros hijos para la ocasión. Enseñadles que no es de
tanta importancia que se presenten con vestidos finos como que
aparezcan delante de Dios con manos limpias y corazones puros.
[475]
Quitad cada obstáculo que pueda haber en su camino: todas las
diferencias que puedan haber existido entre ellos mismos o entre
vosotros y ellos. Al hacer esto, invitaréis la presencia del Señor