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Conducción del Niño
Haced del viernes el día de preparación
—Terminad el viernes
los preparativos para el sábado. Cuidad de que toda la ropa esté lista
y que se haya cocinado todo lo que debe cocinarse, que se hayan
lustrado los zapatos y tomado los baños. Es posible lograr esto. Si lo
establecéis como regla, podéis hacerlo. El sábado no debe destinarse
a reparar ropas, a cocinar alimentos, a los placeres, o a otra ocupación
mundanal. Antes de que se ponga el sol, debe ponerse a un lado todo
trabajo secular y guardarse fuera de la vista todos los periódicos
de ese carácter. Padres, explicad a vuestros hijos lo que hacéis y os
proponéis y dejadlos participar en vuestra preparación para guardar
el sábado según el mandamiento.—
Joyas de los Testimonios 3:22
.
En muchas familias [durante el sábado] se embetunan y lustran
los zapatos y se dan puntadas, todo porque estas cositas no fue-
ron hechas durante el viernes. No se acordaron del sábado “para
santificarlo”. . . .
Debe prestarse atención a la vestimenta de los hijos durante el
viernes. Durante la semana, todo esto debiera haber sido arreglado
por las propias manos de ellos bajo la dirección de la madre, de
modo que pudieran vestirse quedamente, sin ninguna confusión ni
apresuramiento, ni órdenes precipitadas.—
Manuscrito 57, 1897
.
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Hay otra obra que debe recibir atención en el día de prepara-
ción. En ese día deben ponerse a un lado todas las divergencias
entre hermanos, ora sea en la familia o en la iglesia.—
Joyas de los
Testimonios 3:22
.
Cuando comienza el sábado, la familia celebra culto
—Antes
de la puesta del sol, congréguense los miembros de la familia para
leer la Palabra de Dios y para cantar y orar. Se necesita una reforma
en esto, porque muchos han sido remisos. Necesitamos confesarnos
a Dios y unos a otros. Debemos empezar de nuevo a hacer arreglos
especiales para que cada miembro de la familia esté preparado para
honrar el día que Dios ha bendecido y santificado.—
Joyas de los
Testimonios 3:23
.
Las horas del sábado no son nuestras sino de Dios
—Dios nos
ha dado el conjunto de los seis días para hacer nuestro trabajo y se ha
reservado únicamente uno. Este debiera ser un día de bendición para
nosotros: un día cuando debiéramos poner de lado todos nuestros
asuntos seculares y centralizar nuestros pensamientos en Dios y el
cielo.—
Manuscrito 3, 1879
.