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Conducción del Niño
de la ley, con seguridad esto transformará su carácter convirtiendo
su alma.—
The Review and Herald, 10 de mayo de 1898
.
Dios está en el lugar de oración
—Dios debe ser honrado en
todo hogar cristiano con los sacrificios matutinos y vespertinos
de oración y alabanza. Debe enseñarse a los niños a respetar y a
reverenciar la hora de oración.—
Consejos para los Maestros Padres
y Alumnos, 85
.
Debería enseñarse al niño a considerar sagrados la hora y el
lugar de oración y los cultos públicos, porque Dios está en ellos. Y
al manifestar reverencia en la actitud y conducta, el sentimiento que
lo inspire se profundizará.—
La Educación, 237
.
La casa de Dios es su santo templo
—Convendría tanto a los
jóvenes como a los viejos estudiar, meditar y a menudo repetir
aquellas palabras de la Santa Escritura que muestran cómo debería
considerarse el lugar señalado por la presencia especial de Dios.
“Quita el calzado de tus pies—ordenó Dios a Moisés, junto a
la zarza ardiendo—; porque el lugar en que estás, tierra santa es”.
Exodo 3:5
.
Jacob, después de contemplar la visión de los ángeles, exclamó:
“Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. . . . No es otra cosa que
casa de Dios y puerta del cielo”.
Génesis 28:16, 17
.
[512]
“Jehová empero está en su santo templo: guarde silencio delante
de él toda la tierra”.
Habacuc 2:20
.—
La Educación, 237, 238
.
Muchos . . . no tienen verdadero aprecio por el carácter sagra-
do de las cosas eternas. Casi todos necesitan que se les enseñe a
conducirse en la casa de Dios. Los padres no deben sólo enseñar,
sino ordenar a sus hijos que entren en el santuario con seriedad y
reverencia.—
Joyas de los Testimonios 2:199
.
Precaución contra un descuido creciente
—Del carácter sagra-
do que rodeaba el santuario terrenal, los cristianos pueden aprender
cómo deben considerar el lugar donde el Señor se encuentra con su
pueblo. Ha habido un gran cambio, y no en el mejor sentido, sino
en el peor, en los hábitos y costumbres de la gente con referencia al
culto religioso. Las cosas preciosas y sagradas que nos relacionan
con Dios, están perdiendo rápidamente su influencia y son rebajadas
al nivel de las cosas comunes. La reverencia que el pueblo tenía anti-
guamente por el santuario donde se encontraba con Dios en servicio
sagrado, ha desaparecido mayormente. Sin embargo, Dios mismo