Capítulo 8—Se requiere preparación
La preparación de la madre es extrañamente descuidada
—
El primer maestro del niño es la madre. En las manos de ésta se
concentra en gran parte su educación durante el período de mayor
sensibilidad y más rápido desarrollo. A ella se da en primer lugar la
oportunidad de amoldar su carácter para bien o mal. Debería apreciar
el valor de esa oportunidad y, más que cualquier otro maestro, debería
estar preparada para usarla del mejor modo posible. Sin embargo, no
hay otro ser a cuya educación se preste tan poca atención. La persona
cuya influencia en materia de educación es más potente y abarcante
es aquella en cuya ayuda se hace menos esfuerzo sistemático.—
La
Educación, 267
.
Es urgente una preparación cuidadosa y cabal
—Aquellos a
quienes se confía el cuidado del niñito ignoran a menudo sus nece-
sidades físicas; poco saben de las leyes de la salud o los principios
del desarrollo. Tampoco están mejor preparados para atender su cre-
cimiento mental y espiritual. Pueden poseer cualidades para actuar
en los negocios o brillar en sociedad; pueden haber hecho progresos
en la literatura y la ciencia; pero poco saben de la educación de un
niño. . .
Tanto sobre los padres como sobre las madres descansa la res-
ponsabilidad de la primera, como asimismo de la ulterior educación
del niño, y ambos padres necesitan urgentísimamente una prepara-
ción cuidadosa y cabal. Antes de cargar con las posibilidades de
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la paternidad y la maternidad, los hombres y las mujeres deberían
familiarizarse con las leyes del desarrollo físico: con la fisiología
y la higiene, con la relación de las influencias prenatales, con las
leyes que rigen la herencia, la salud, el vestido, el ejercicio, y el
tratamiento de las enfermedades; deberían comprender también las
leyes del desarrollo mental y de la educación moral. . .
La educación nunca llevará a cabo lo que podría y debería efec-
tuar, hasta que se reconozca plenamente la obra de los padres y éstos
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