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Conducción del Niño
en que hagamos esto lograremos educar correctamente a nuestros
hijos.—
Manuscrito 103, 1902
.
El manual de Dios con abundantes instrucciones
—Los pa-
dres no pueden cumplir debidamente sus responsabilidades a menos
que tomen la Palabra de Dios como una regla de su vida, a menos
que comprendan que han de educar y formar el carácter de cada
precioso tesoro humano para que finalmente llegue a aprehender la
vida eterna.—
Manuscrito 84, 1897
.
La Biblia, un volumen rico en instrucciones, debería ser su libro
de texto. Si preparan a sus hijos de acuerdo con sus preceptos,
no sólo colocan los pies de sus niños en el sendero correcto, sino
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que se educan a sí mismos en el cumplimiento de sus deberes más
sagrados.—
Testimonies for the Church 4:198
.
La obra de los padres es una obra importante y solemne; los de-
beres que les conciernen son grandiosos, pero si estudian la Palabra
de Dios cuidadosamente, encontrarán en ella abundantes instruccio-
nes y muchas promesas preciosas hechas para ellos a condición de
que cumplan su tarea fielmente y con eficacia.—
The Signs of the
Times, 8 de abril de 1886
.
Reglas para los padres y los hijos
—Dios ha dado reglas para
la dirección de los padres y los hijos. Y estas reglas han de obe-
decerse estrictamente. Los hijos no han de ser mimados y no debe
permitírseles pensar que pueden seguir sus propios deseos sin pedir
el consejo de sus padres. . . .
No es posible apartarse, sin pecar, de las reglas que Dios ha dado
para la dirección de los padres y los hijos. Dios espera que los padres
eduquen a sus hijos de acuerdo con los principios de su Palabra. La
fe y las obras deben ir juntas. Todo lo que se haga en la vida del
hogar y de la escuela debe hacerse con decencia y orden.—
Carta 9,
1904
.
A la ley y al testimonio
—La obra de educación en el hogar, si
se cumple de acuerdo como Dios se ha propuesto, exige que los
padres sean estudiantes diligentes de las Escrituras. Deben aprender
del gran Maestro. Día a día la ley del amor y la bondad debe estar
en sus labios. Sus vidas deben manifestar la gracia y la verdad que
se vieron en la vida de su Ejemplo. Luego un amor santificado unirá
los corazones de los padres con los hijos, y los jóvenes crecerán
afirmados en la fe y arraigados y fundados en el amor de Dios.