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Conducción del Niño
la santa ley de Dios. Deberían confiar en el poder divino, y pedir
al Señor ayuda para mantener a sus hijos fieles a Aquel que dio a
su Hijo unigénito para que trajera a los desleales y desobedientes
de vuelta al reconocimiento de su autoridad. Dios anhela derramar
sobre hombres y mujeres la rica corriente de su amor. Anhela verlos
deleitándose en hacer su voluntad, empleando en su servicio hasta
la menor partícula de las facultades que les ha confiado, enseñando
a todos los que se relacionan con ellos que la manera de ser con-
siderados como justos por amor de Cristo consiste en obedecer la
ley.—
Manuscrito 36, 1900
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