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La pureza
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dres, sois las educadoras de vuestros hijos, y podéis hacer mucho
si comenzáis tempranamente a inculcarles pensamientos puros al
mantener sus cuartos limpios y agradables.—
Christian Temperance
and Bible Hygiene, 142, 143
.
Cuidad las compañías
—Si los padres desean que sus hijos
sean puros, deben rodearlos con compañías puras que Dios pueda
aprobar.—
Christian Temperance and Bible Hygiene, 142
.
¡Con cuánto cuidado deberían proteger los padres a sus hijos
contra los hábitos descuidados, relajados y desmoralizadores! Padres
y madres, ¿comprendéis la importancia de la responsabilidad que
reposa sobre vosotros? ¿Permitís que vuestros niños se asocien con
otros niños sin estar presentes para saber qué clase de educación
están recibiendo? No les permitáis estar solos con otros niños. Dad-
les un cuidado especial. Sabed cada tarde dónde están y qué están
haciendo. ¿Son puros en todos sus hábitos? ¿Los habéis instrui-
do en los principios de la pureza moral? Si habéis descuidado en
enseñarles línea sobre línea, precepto sobre precepto, un poquito
aquí y un poquito allá, no dejéis pasar un día más sin confesarles
vuestro descuido, y sin remediarlo. Decidles entonces que tenéis la
intención de realizar la obra que Dios os ha encomendado. Pedidles
que colaboren con vosotros en la reforma.—
Manuscrito 119, 1901
.
Puede ser que los vecinos permitan que sus hijos vayan a vuestra
casa a pasar la tarde y la noche con vuestros hijos. Aquí hay una
prueba y una elección para vosotros: correr el riesgo de ofender
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a vuestros vecinos enviando a sus; hijos de vuelta a sus hogares,
o complacerlos y permitirles que duerman con vuestros hijos y
exponerlos así a ser instruidos en ese conocimiento que será una
maldición durante toda la vida para ellos. A fin de salvar a mis hijos
de ser corrompidos, no les he permitido dormir en la misma cama o
en la misma habitación con otros niños, y cuando la ocasión lo ha
requerido, mientras viajábamos, les he hecho una cama provisoria en
el suelo, antes que dejarlos dormir con otros. He procurado impedir
que se asocien con muchachos rudos e incultos, y les he presentado
atractivos a fin de hacer alegre y agradable su estada en el hogar. Al
mantener su mente y sus manos ocupadas, han tenido poco tiempo o
disposición para jugar en la calle con otros niños y captar así una
educación callejera.—
A Solemn Appeal, 56
.