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Conducción del Niño
Erigid barreras contra la sensualidad
—Los que están a cargo
de la propiedad de Dios en las almas y cuerpos formados a su imagen,
deberían erigir barreras contra la complacencia sensual de este siglo,
que está arruinando física y moralmente la salud de miles. Si muchos
de los crímenes de este tiempo se rastrearan hasta encontrar su
verdadera causa, se vería que son imputables a la ignorancia de
padres y madres, que son indiferentes a este tema. La salud y la vida
misma están siendo sacrificadas a esta lamentable ignorancia.
Padres, si falláis en dar a vuestros hijos la educación que Dios
ha hecho vuestro deber darles, tendréis que rendirle cuenta por los
resultados. Estos resultados no quedarán confinados únicamente
a vuestros hijos. Así como el abrojo que se permite crecer en el
campo produce una cosecha según su especie, también los pecados
resultantes de vuestro descuido obrarán para arruinar a todos los que
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entren en la esfera de su influencia.—
The Review and Herald, 27 de
junio de 1899
.
Llenad la mente con imágenes puras
—La vida cristiana es
una vida de constante abnegación y dominio propio. Estas son las
lecciones que deben enseñarse a los niños desde su infancia. Ense-
ñadles a apreciar la temperancia, la pureza de pensamiento, corazón
y acción, que pertenecen a Dios porque han sido comprados por
precio, es decir con la sangre preciosa de su Hijo amado.—
Christian
Temperance and Bible Hygiene, 145
.
Si las mentes de los niños, en sus tiernos años, son llenadas
con imágenes agradables de verdad, pureza y bondad, se creará el
gusto por aquello que es puro y elevador, y su imaginación no se
corromperá fácilmente ni contaminará. Si se sigue una conducta
opuesta, si la mente de los padres está esparciéndose continuamente
en escenas bajas, si su conversación se espacia en características
objetables del carácter, si forman el hábito de hablar quejándose de la
conducta que han seguido otros, los pequeños aprenderán lecciones
de las palabras y expresiones de desagrado y seguirán ese ejemplo
pernicioso. Esa impresión maligna, como la mancha de la lepra, se
pegará a ellos en el más allá.
La semilla sembrada en la infancia por la madre cuidadosa y
temerosa de Dios, producirá árboles de justicia, que florecerán y
llevarán fruto; y las lecciones dadas por un padre temeroso de Dios