96
Cristo Nuestro Salvador
Jesús rehusó recibir el homenaje de sus discípulos hasta saber
si su sacrificio había sido aceptado por su Padre. Ascendió a las
mansiones celestiales, y del Padre mismo recibió la seguridad de que
su propiciación por los pecados del mundo había sido satisfactoria, y
[148]
de que por medio de su sangre todos podían alcanzar la vida eterna.
Toda potestad en los cielos y en la tierra fué dada al Príncipe de
la vida, el cual volvió a reunirse con sus discípulos en un mundo de
pecado para comunicarles su poder y su gloria.
[149]